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De cómo los ‘trolls’ (‘haters’) están arruinando el Internet

Hace unos días encontré este valioso artículo sobre cómo el bullying cibernético está acabando con la sana convivencia en las redes sociales y en Internet, en general. Curiosamente lo vi porque fue retuiteado por J.K. Rowling (a quien sigo desde hace varios años). Imagino que ella ha recibir miles de ataques a diario por ser una figura pública, porque no a todos les gustan sus libros y – hay que decirlo – porque envidian su éxito.

Les dejo parte de la traducción del artículo y la liga por si lo quieren leer completo y en inglés: Internet Trolls

Artículo originalmente escrito por el columnista estadounidense Joel Stein.

Los trolls están convirtiendo la red en un pozo de agresión y violencia.

La personalidad del Internet ha cambiado. Antes, éste era sólo un espacio de libre flujo de información. Ahora, gracias al anonimato, a la invisibilidad y a la comunicación fuera de tiempo real ha surgido “el efecto de desinhibición online” (como lo llaman los psicólogos), en el que todos estos factores se filtran en nuestros smartphones y afectan cada uno de los aspectos de nuestra vida.

Las personas que hacen mal uso de esta desinhibición en la red son llamados ‘trolls’, término que originalmente se utilizó para denominar a los ladrones cibernéticos. Después cambió para referirse a las personas que se esconden para amenazar a la gente. Los trolls del Internet tienen un manifiesto cuyo propósito es hacerse los graciosos (o tener una mayor cantidad de ‘lols’), pero esto ha ido desde bromas inteligentes hasta convertirse a veces en acoso y en amenazas violentas, racistas y misóginas.

En 2011, estos individuos crearon páginas en Facebook de usuarios que recién habían fallecido para burlarse de su muerte. En 2012, después de que la feminista Anita Sarkeesian lanzara su iniciativa Kickstarter para realizar videos en contra de la misoginia en los videojuegos, recibió una bomba de ataques, amenazas de violación y una aparición no solicitada en el videojuego “Beat Up Anita Sarkeesian”. Asimismo, en junio de este año, Jonathan Weisman, editor de The New York Times, borró su cuenta de Twitter en la que tenía cerca de 35K seguidores, después de recibir un bombardeo de mensajes antisemitas. Igualmente, a finales de julio, la escritora feminista Jessica Valenti declaró que dejaría sus redes sociales después de que su hija de 5 años recibiera una amenaza de violación.

Una encuesta realizada por Pew Research Center señala que el 70% de los jóvenes entre 18 y 24 años que usan Internet con frecuencia han sufrido acoso; y el 26% de las mujeres de esa misma edad han sido acechadas en línea. Asimismo, un estudio publicado en 2014 por el diario Personality and Individual Differences encontró que aproximadamente 5% de los ciberusuarios que se identificaban así mismos como ‘trolls’ tenían rasgos de personalidad similares: narcisistas, psicópatas, maquiavélicos y, especialmente, sádicos.

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Es así que en esta nueva lucha cultural, la batalla no es sólo contra la homosexualidad, el aborto, la letra de las canciones de rap, las drogas o cómo saludar a la gente en Navidad. Esta guerra se ha expandido a prácticamente todo: videojuegos, publicidad de ropa y hasta en el cine y la música.

Recientemente, el cantante canadiense Justin Bieber desactivó su cuenta de Instagram porque sus ‘fans’ criticaron severante a su novia, Sofía Richie. El cantante comentó: “Si ustedes realmente fueran mis fans, no harían comentarios tan groseros sobre la gente que me gusta”.

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Este ejemplo lo agregué yo, Tamashi.

En julio de este año, los trolls furiosos porque la nueva película de Los Cazafantasmas fue protagonizada por cuatro mujeres en lugar de hombres, acecharon a la comediante afroamericana Leslie Jones tan violentamente en Twitter con amenazas sexistas y racistas – incluyendo una foto de ella salpicada de semen  – que Jones decidió abandonar Twitter por un tiempo. “Me sentí atrapada. Cuando estás leyendo estas calumnias racistas y homofóbicas, sientes que no puedes contra ellos. No sabía qué hacer. ¿Llamar a la policía? Ellos tenían mi correo y empezaron a mandarme amenazas de que iban a cortarme la cabeza. No lo hacen para expresar una opinión; lo hacen para espantarte”, señaló Jones.

ghostbusters-2016-625x324Debido a esto, la cuenta de Milo Yiannopoulous – un hombre homosexual de 31 años –  fue temporalmente suspendida en Twitter. Él menciona que el trolleo es una respuesta directa a los de la izquierda sobre lo que no hay que decir. “Los seres humanos necesitamos un poco de malicia. Queremos enfrentar a la autoridad y ser individuos. Trump puede que no gane las elecciones. Puede que yo no me convierta en la figura pública que deseo ser, pero el espacio que estamos abriendo para que nuestro discurso pueda ser más atrevido es algo que se está logrando. Los trolls son las únicas personas que dicen la verdad”, mencionó Yiannopoulous.

Andrew Auernheimer, quien se llama así mismo Weev, es probablemente el troll más poderoso que existe. Estuvo en prisión por fraude de identidad y conspiración. Cuando fue liberado en 2014, vivió en Europa del Este y Medio Oriente. Desde entonces, ha publicado videos en contra de la planificación familiar y ha iniciado una campaña para que se impriman swastikas en las universidades estadounidenses.

Weev mencionó que TIME “está tratando de destruir la civilización blanca” y que “deben abrir sus carteras judías y regresarnos el maldito dinero que nos han robado”. Es así que expresar puntos de vista socialmente inaceptables se está volviendo socialmente aceptable. Por ejemplo, ahora hay lugares donde se pueden adquirir panfletos neonazis y contenido de supremacía blanca como 4chan o 8chan, quienes tienen una diversidad de creadores de memes, gamers, amantes del anime y porno adictos. Una vez ahí, el contenido va a Reddit, el noveno sitio web más visitado en Estados Unidos. Aquí los usuarios pueden postear links en artículos en línea y comentar en ellos de manera anónima.

Aunque Reddit cree en el discurso libre y puro, el verano pasado suspendió cinco grupos de discusión por ser altamente desagradables. Uno de ellos, y el que más suscriptores tenía (150K en total), fue “fatpeoplehate” (lo que la gente gorda odia). Sus suscriptores encontraban una foto de una persona con sobrepeso u obesidad (mujeres, sobre todo) que se viera feliz y les agregaban pies de foto hirientes.

Jessica Moreno, esposa de un ex empleado de Reddit, colaboró para que el grupo ‘fatpeoplehate’ fuera borrado del sitio cuando ella era jefa de la comunidad de la empresa. Debido a esto, su dirección particular fue publicada en el sitio, junto con sugerencias de cómo atacarla. Por ese motivo, ella y su esposo contrataron vigilancia y eventualmente se mudaron de casa. Moreno borró la ubicación de su domicilio en Google Maps, así como todas sus fotos que había subido a la red. La pareja renunció a su trabajo en Reddit e inició su propio website llamado Imzy. No obstante, Moreno está consiente que una vez que un sitio ha sido invadido por los trolls, es casi probable que atacarán a las mujeres, minorías étnicas y religiosas, a los homosexuales y prácticamente a cualquier grupo vulnerable.

Desafortunadamente, hoy en día los jóvenes piensan que trollear es parte de la vida cotidiana y por eso prefieren autocensurarse. Una encuesta anónima realizada por la revista TIME reveló que el 80% de los jóvenes ha evitado discusiones sobre temas particulares por miedo a la respuesta que vayan a tener en línea. El mismo porcentaje considera al acoso cibernético como algo normal en su trabajo. Casi la mitad de las mujeres encuestadas han considerado dejar el periodismo por todo el odio que han recibido. “Me han hecho enfurecer con calumnias religiosas, gente desconocida ha seguido e investigado a mis padres y los ha llamado a su casa”. Otra encuestada declaró, “Me han dicho nombres horribles y que merezco ser violada.”

Em Ford, Youtuber de 27 años, recibió una avalancha de ataques en sus tutoriales de maquillaje sobre cómo ocultar granos faciales, por lo que tuvo que bloquear a cientos de usuarios por semanas. Este año, Ford hizo un documental para la BBC titulado Cazadores de Trolls (Trolls Hunters), en donde entrevistó a víctimas y abusadores. Lo que aprendió fue que los trolls realmente no odian a sus víctimas. “Si se les bloquea, ellos dicen ‘okay’ y se van con la siguiente”, señaló. “Los trolls no odian a la gente, pero aman el juego del odio”.

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Una estrategia de contraataque que ha sido empleada en las redes sociales es tratar a las víctimas del abuso con amabilidad. Así es cómo los usuarios de Twitter han suavizado los ataques que critican la raza y el físico de las personas como el caso de las gimnastas  Gabby Douglas y Alexa Moreno durante los JJOO en Río de Janeiro.

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Aunque todo mundo sabe que no hay que alimentar a los trolls, eso puede ser complicado para aquellos que suelen expresar sus opiniones. Yo he sido columnista el tiempo suficiente como para recibir amenazas a mi correo de manera constante. Mi más grande troll es Megan Koester, quien me ha estado atacando en Twitter por casi dos años. Por lo general, ella suele llamarme “desgraciado ex periodista” y se queja de que escribo muy mal. El año pasado, cuando publiqué en Twitter que asistiría a la inauguración de un restaurante, ella puso que también iría y que “quería patear mi trasero”.

No fue.

Un mes más tarde, le pregunté si podría invitarla a almorzar y ella accedió. Después de nuestro encuentro, descubrí que ella tenía 32 años y que era una escritora freelance, por lo que vivía de cupones de descuento y de cheques esporádicos. Mi éxito, para ella, le parecía injusto. Por ello, le molestaba que lo estuviese presumiendo todo el tiempo en mi cuenta de Twitter y en mi columna. “Las cosas que odio de ti son las cosas que odio de mí misma”, dijo.

Cuando sugerí que ordenáramos vino, me dijo que acababa de salir de recuperación por su adicción al alcohol, y al preguntarle por qué no me quiso ver el día de la inauguración del restaurante para golpearme o decirme de palabras, al menos, ella me vio como si estuviera hablando con un idiota: “¿Para qué lo hubiera hecho? El Internet es el reino de los cobardes. Personas que son mucho ruido y pocas nueces”.

Tal vez en la era digital, el ruido es tan destructivo como las nueces.

 

Mantén la calma y no alimentes al troll

 

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