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La epidemia del ‘texting’ y del ‘phubbing’

TAMASHI |

“Text me”

¿Ustedes qué prefieren: llamar por teléfono, escribir una carta y enviarla por correo o mandar un mensaje de Whatsapp o un inbox para comunicarse con sus familiares y conocidos? Esta pregunta surgió porque una amiga me sugirió que hablara del tema. Yo, honestamente, prefiero el mensaje de “whats” porque lo único que tengo que hacer es descargar la aplicación, escribir mi saludo con caritas felices y dar clic en enviar. No tengo que sentarme frente a la computadora a escribir un mensaje de correo electrónico ni invertir más de 5 minutos hablando por teléfono con la persona en cuestión. Y como en nuestra sociedad la gente está acostumbrada a que todo sea inmediato, la carta por correo convencional no aplica porque tarda en llegar. ¿Entonces está bien que optemos por el texting? Pues… ya la comunicación se ha vuelto demasiado impersonal. Ya no queremos tomarnos la molestia de charlar por teléfono con alguien ni mucho menos verlo(a) cara a cara. Ya todo, absolutamente todo, lo queremos resolver a través de la mensajería instantánea y de las redes sociales. En serio, TODO.

-"¿Qué tal tu día?" -"Bien ¿y el tuyo?"
– “¿Cómo estuvo tu día?”
– “Bien ¿y el tuyo?”

He recibido invitaciones de bodas, cumpleaños y baby showers vía Facebook, por ejemplo. En el trabajo me comunicaba con mis jefes a través del correo electrónico y de Google Talk. Algunas juntas se hacían a través de Skype. A veces le enviaba un mail a una persona que ni conocía, pero que tenía que contactar por cuestiones laborales y jamás, JAMÁS nos vimos las caras durante mi estancia en la empresa.

Este fenómeno social se ha visto reflejado en la televisión. En un capítulo de The Big Bang Theory, Amy se enoja con Sheldon y éste intenta comunicarse con ella por todas las vías posibles: Facebook, Twitter, Skype… y no logra contactarla. Leonard le pregunta por qué no la visita o le llama y Sheldon contesta: “¡No se me había ocurrido!” Sí, así pasa. Yo, para ser sincera, odio hablar por teléfono. Si puedo resolver el problema o la urgencia con un mensaje, siempre elijo esa opción. Además, no me gusta mi voz porque muy seguido me confunden con niñas de 12 años.

Los que no pueden poner de pretexto su voz, dicen que no llaman “porque no tienen tiempo” y luego los vemos jugando Candy Crush o posteando frases filosóficas en su muro en Facebook.  Si yo redujera las horas que paso en Internet, podría llamar a todos mis amigos para saber cómo han estado y quedar de vernos un día. PERO NO. Mejor platico con ellos en el chat. Es fácil, seguro, barato y no tengo que arreglarme ni salir de mi casa.

87% de los adolescentes prefieren comunicarse a través de mensajes que cara a cara
“87% de los adolescentes prefieren comunicarse a través de mensajes que cara a cara.”

¿A qué nos ha llevado todo esto? Increíblemente, en un mundo donde ya tenemos una gran diversidad de opciones para comunicarnos, la gente se ha vuelto más hermética. Si le dices “hola, ¿cómo estás?” a una persona random en el metro, de seguro no te responderá igual porque pensará “¿Qué le pasa? Ni la conozco” o creerá que la quieres asaltar. Es triste, pero cada vez es más difícil confiar en la gente.

¿Qué es mejor entonces: el mensaje, la llamada o ver a la persona? Yo diría que ver a la persona, pero si lo que vas a decir es muy breve y postergable, el mensaje o el email es lo ideal. Si es urgente o quieres tener una plática más personal con tu amiga(o) o novio(a), la llamada es lo mejor (no hay pretexto, ya existen aplicaciones para realizar llamadas sin costo). Y si te quieres ver detallista, envíale una carta escrita a mano a tu crush, eso ya casi nadie lo hace.

Phubbing

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A raíz de la adicción a estar siempre conectados al mundo cibernético y de publicar todo lo que hacemos (ayer, uno de mis profesores escribió en su muro: “creo que no es relevante, pero hoy fui al súper y me compré un helado. Fin”), a veces preferimos la interacción virtual que la real. Es por eso que el phubbing – término que viene de phone (teléfono) y snubbing (desairar) y significa ignorar a los demás por revisar el celular en reuniones, en vacaciones, en el cine o en situaciones en las que no es necesario estar al pendiente del móvil– se ha vuelto cada vez más popular, tanto que hay una página llamada Stop phubbing, la cual ya cuenta con más de seis mil likes en Facebook. Según el portal Terra, Estados Unidos es el país donde más se practica phubbing y México es el lugar número 9 en la lista, el único de América Latina que figura en ella.

Yo he sido víctima del phubbing varias veces. En una ocasión, quedé de verme con mi bff (best friend forever) para hablar sobre lo mal que me ha ido en el amor y cuando llegué al punto crucial de mi relato, ella sacó su smartphone y empezó a revisar sus mensajes. Esa acción me dio a entender “me vale lo que me estás diciendo” o “qué aburrido, mejor reviso Face” y ella sólo dijo: “perdón, es que me llegó mensaje del trabajo, pero continúa, te estoy escuchando”. Sí, ajá… ¬¬

Yo también he hecho phubbing, en especial durante las reuniones familiares cuando mis tíos conversan sobre cómo era la vida hace 40 años y yo, como no sé qué decir, saco el celular y, sin pudor, me pongo a jugar Diamond Dash. Ellos lo toman como “qué grosera” o “qué antisocial”… y sí, tienen razón. Esta práctica es, por lo tanto, una manera de evasión. Es como ponerte audífonos para escuchar música en el iPod o encerrarte en tu cuarto. Te aíslas del mundo porque no te interesa participar en él.

Si a ustedes les molesta que sus amigos prefieran ver su teléfono que a ustedes, hagan la dinámica del “Phublotto”. Éste consiste en que TODOS ponen en fila sus celulares y el primero en querer consultar su teléfono pagará la cuenta o le tocará un castigo. Háganlo y luego nos platican qué tal les fue.

Sean felices y digan NO al phubbing.

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“Deja el teléfono en tu bolsillo y ten una conversación en el mundo real.”

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