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The Cuphead Show: una oportunidad desperdiciada

A nivel gráfico, artístico y técnico, Cuphead es uno de los videojuegos más sorprendentes que hemos tenido en los últimos años. Un verdadero deleite visual, sonoro y jugable que es de mención obligatoria cuando se habla de la escena independiente.

Desarrollado por el estudio MDHR y publicado originalmente para la consola Xbox One, Cuphead llamó la atención desde que fue presentado gracias a sus gráficos y su propuesta: un boss rush con la estética de las caricaturas de los años 30.

Considerando los problemas económicos que tuvo su desarrollo, que se trata de la opera prima de un estudio pequeño y primerizo, y que su dificultad no es para todo el mundo, el juego fue todo un éxito, de ahí que no tardara en estar disponible para otras plataformas y en todo tipo de mercancía.

Y ya que la tendencia actual es hacer adaptaciones televisivas y cinematográficas de franquicias de videojuegos famosas, tarde o temprano tenía que llegarle el turno a Cuphead, y nada menos que de la mano de Netflix, plataforma que se ha distinguido por esto recientemente.

De esta forma es que la obra del estudio MDHR llega a nuestro servicio de streaming en la forma de una serie de doce capítulos, cada uno con una duración de doce minutos, aproximadamente.

The Cuphead Show: una oportunidad desperdiciada
Netflix lo vuelve a hacer, ¿pero para bien o mal?

El programa se llama The Cuphead Show, y basta con ver la introducción para constatar que se mantiene fiel a la estética vintage de la obra en la que se basa, es decir, la estética de las caricaturas de los años 30 creadas por el estudio Fleischer y otros contemporáneos.

De hecho este aspecto es el punto más fuerte del programa, su apartado artístico. Tanto el diseño de personajes como de escenarios son de una calidad destacable, lo mismo que sus animaciones, que son tanto fluidas como dinámicas, conservando siempre el encanto de las animaciones retro.

The Cuphead Show: una oportunidad desperdiciada
Aunque el arte de la serie es muy bueno, el del juego sigue siendo mejor

Otro de los elementos destacables de The Cuphead Show es sin lugar a dudas su banda sonora, compuesta en su mayor parte por piezas de jazz, un par de ellas tomadas directamente del videojuego, lo que se agradece bastante y ayuda a crear a la perfección esa atmósfera vintage.

Los protagonistas son Cuphead y Mugman, dos hermanos curiosos e hiperactivos que viven bajo la tutela de una vieja tetera llamada Elder Kettle, y que viven en la Inkwell Isle, que está habitada por animales antropomórficos y todo tipo de objetos animados, lo típico en las caricaturas clásicas.

Dicho en pocas palabras, The Cuphead Show es lo que se conoce como una “comedia de situación”, capítulos sin necesariamente continuidad y autoconclusivos, en los que un conflicto o evento altera las vidas de los protagonistas.

Las cosas se resuelven de un modo u otro y al final se regresa a la normalidad o la situación inicial, sin que llegué a haber consecuencias duraderas. Un ejemplo muy claro de esto lo tenemos con Los Simpson, donde invariablemente la familia regresa a la normalidad.

The Cuphead Show: una oportunidad desperdiciada
Debido a su personalidad, odiarás o amarás a los protagonistas

Y esta es otra cosa que le podemos reconocer a The Cuphead Show, el que sus guionistas pudieran hacer historias bajo este esquema sin que se sintieran apresuradas o forzadas, esto a pesar de que los capítulos no rebasan los doce minutos de duración.

Resumiendo un poco, The Cuphead Show hace muy bien varias cosas, sin embargo, se encuentra lejos de ser una obra perfecta, ya no digamos destacable.

Para comenzar, desde el primer capítulo queda muy claro que esta serie fue pensada y hecha para un público infantil y no para los aficionados del juego, como debió haber sido, ya que fueron precisamente estos quienes hicieron de Cuphead un gran éxito en la industria del videojuego.

Esto lo podemos notar en la manera en la que Cuphead pierde su alma en un juego de feria en lugar de en un casino, que es lo que ocurre en el videojuego, el primer indicador del tono descafeinado que el programa va a manejar a lo largo de sus doce capítulos.

Otro ejemplo de esto lo encontramos en el cambio que se hizo con el personaje de King Dice, quien pasó de ser el administrador del casino —un lugar con personajes relacionados con el tabaco, el alcohol y juegos de azar—, a ser el presentador de un programa de concursos.

Si bien es cierto que las comparaciones son odiosas, en este caso también son inevitables, ya que estamos hablando de la adaptación de una obra previa. Y en ese sentido, me parece que The Cuphead Show queda mucho a deber.

Entiendo que adaptar a televisión un juego como Cuphead era complicado, ya que su historia es poco más que una excusa para el gameplay, y por lo tanto los guionistas tenían muchos espacios en blanco que llenar. El problema es que no retomaron, ni respetaron, lo que ya estaba hecho.

Aquí no verás a Cuphead y Mugman hacer frente a poderosos seres en frenéticos combates con tal de obtener sus almas y así poder apaciguar al Diablo. Es más, no verás absolutamente nada de acción ni nada que recuerde al juego original, más allá de la aparición de algunos de sus personajes.

¿Recuerdas a este carismático villano? Volvió, en forma de secundario desabrido

Porque sí, tampoco hacen acto de presencia todos los personajes del juego, y los que lo hacen no siempre son bien aprovechados ni se parecen, en cuanto a sus acciones o motivaciones, a sus versiones digitales.

Algo que tienen en común muchas series de animación, es que poseen un eje central alrededor del cual se construye la narrativa de cada episodio: ya sea arruinar los planes de un villano recurrente o mostrar las vivencias de un personaje en un contexto determinado, por decir un par de ejemplos.

Esto las dota de personalidad y hace que sus respectivos universos tengan sentido y coherencia, por muy ficticios o fantasiosos que estos puedan llegar a ser.

The Cuphead Show no tiene este eje central y en cada uno de sus episodios solo “pasan cosas”, quizá por ello algunos de sus capítulos se sienten como simple relleno, lo que en una temporada tan corta no es buena señal.

Por mucho el mejor personaje de la serie

Otro problema que tengo con la serie, es que, aunque tiene momentos genuinamente divertidos, el humor que maneja en general es algo burdo, incluso se podría considerar mediocre. Y encuentro muy factible que algunos consideren irritantes a los protagonistas debido a su personalidad y comportamiento.

Aunque a otros podrían agradarles por las mismas razones. Cuestión de perspectiva.

A pesar de su muy buena hechura y la calidad de su animación, como adaptación de la obra original, me parece que The Cuphead Show fracasa miserablemente. Sin embargo, si nos olvidamos del juego y lo vemos como un homenaje a las series de animación de los años 30, en ese caso la serie cumple con su cometido. Lo que no necesariamente implica que valga la pena verla.

Personalmente no sé si pueda recomendarla, ya que si te gustó el juego, aquí no vas a encontrar nada que se le parezca o que lo respete, lo que ya de entrada me cuesta mucho conciliar. Y por otra parte, si el juego no te interesa, The Cuphead Show no ofrece nada que no puedas encontrar en docenas de series.

LO BUENO

  • Animación
  • Música
  • Uso del formato de comedia de situación

LO MALO

  • Humor burdo
  • Ausencia de personajes
  • Pobre uso de personajes
  • Capítulos de relleno
  • Falta de referencias a la obra original

LO FEO

  • Falta de apego y respeto a la obra original
  • No está dirigida a fans de la obra original

VALORACIÓN:

Puntuación: 2 de 5.

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Alejandro Morales Mariaca
Escritor y articulista nacido en la Ciudad de México. Es un apasionado de la cultura popular, entiéndase cine, televisión, música, videojuego, medios tan válidos como cualquier otro para contar historias; considerándose un defensor y promotor de dicha cultura. Más recientemente se desenvuelve como periodista de videojuegos.

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