El más reciente episodio de La Casa del Dragón hizo que a quienes la seguimos se nos cayeran los calzones sencillamente por la manera en como la tensión durante todo el episodio fue en aumento. Sí, muchos podrían criticar que “esto parece una novela” (y claro que lo es), pero la manera en cómo se han ido entregando momentos y cómo estos han llevado a un desenlace trágico en una saga como lo es La Casa del Dragón, nos han ido mostrando en pantalla a manera algo que podríamos haber visto en familias reales como los Borgia.
El rey Viserys ya nos muestra un punto de decadencia, pero un aplauso donde justifican al personaje (que muchos considerábamos un pelele que toma malas decisiones) con un diálogo donde claramente lo único que quiere es tener “paz” para su reino y su familia, incluso poniendo en duda tales decisiones al darse cuenta que quizá nunca será trascendente su reinado al haber sido tan tibio, sin afrontar grandes batallas ni haberse manchado una sola vez de sangre. En La Casa del Dragón esos personajes caen.
El buen tío Daemon tan brutal como siempre. Abriendo escena al fin mostrar el rostro de Rhea Royce, la esposa que tanto despreciaba, que en tan breve escena resalta la actuación de Rachel Redford. Para quienes no han leído los libros les cuento que sencillamente mencionan que ella fallece en un accidente de cacería al caerse de su caballo, pero aprovechar tan breve y rara aclaración para en pantalla adaptarla, dándole más notoriedad a lo cruel que puede ser Daemon asesinándola a sangre fría con una piedra.
Cuando podríamos pensar que Rhaenys tendría al fin resuelto su problema de casarse pactando un matrimonio con su primo Laenor Velaryon todo se va al demonio ¡Y de qué manera! Aunque queda claro que el matrimonio es arreglado, que Leanor siendo gay y teniendo amante llegase a un acuerdo con Rhaenys de sería todo por apariencia permitiendo un relación abierta, no podríamos haber imaginado el giro de que Ser Criston se pondría tóxico y chillón al grado de fastidiar todo el acuerdo.
La reina Alicent despierta en este episodio enterándose de verdades que le muestran lo sola que se encuentra. Que expulsaran a su padre del reino, y darse cuenta que Rhaenys ha dejado de ser su amiga, el verla formar alianzas (aunque claro, algo manipulada) con la familia Strong y retomando su orgullo de representar a los Hightower. “¿Saben de qué color se ilumina el faro de los Hightower cuando están en guerra?” Cuando Alicent se presenta con su vestido de ese color sabes que ella está en otro bando.
¿Conoceremos esta boda como la “Green Wedding”?
Los fanáticos ya están nombrando como ‘La Boda Verde‘ a lo que fue el tenso final de este episodio. La dirección pone tensión a cada minuto. Sabemos que algo malo va a pasar pero no hay nada aparente que indique lo que pasará. Desde la llegada de Demon sin decir nada en un incómodo juego de miradas con su hermano el rey, hasta la llegada imponente de Alicent interrumpiendo el discurso de su esposo… Toda la secuencia está construida para ir escalando al punto de ebullición cuando Demon baila con Rhaenyra.
Llegado ese momento la presentación de Ser Joffrey Lonmouth como la pareja sentimental de Laenor queda completamente justificado. De ser un personaje secundario a pasar a primer cuadro a ser brutalmente asesinado a golpes por Ser Criston en un arranque de estupidez catártica sellando el destino de la boda Rhaenyra, Laenor, la boda entera, y último remate para el rey Viserys que ya sangra y se desmaya. Escena digna de este universo dentro de La Casa del Dragón donde todo se fue al carajo.
Después de todo ya está confirmado que tendremos un salto temporal importante dentro de La Casa del Dragón con un cambio con la actriz Emma D’Arcy interpretando a una Rhaenyra mayor, y como se desarrolló todo a partir de lo que podríamos considerar un cierre a cierto arco que hasta ahora nos fueron narrando. La Casa del Dragón puede tornarse bélica o seguir en su tono de novela, pero si continua con capítulos como este no hay duda que se volverá la serie para recordar que nos prometieron