Todos conocemos la clásica historia de “El Mago de Oz”, ya sea porque hayamos visto una caricatura, una película o aun mejor, hayamos leído el libro de L. Frank Baum. La historia trata de Dorothy, una niña de Kansas que, después de ser engullida por un tornado —con todo y su casa— fue a parar a la mágica tierra de Oz. La única forma para la muchacha de regresar a su hogar es con la ayuda del mago, el cual podría indicarle como volver a Kansas con su familia.
Después de recorrer el camino amarillo, pasar por algunas aventuras y conocer a singulares amigos —el hombre de hojalata, el espantapájaros y el león cobarde son los más importantes— Dorothy llega a Ciudad Esmeralda, donde descubre que el mago de Oz no es tan mágico como creía, sino que es una persona común y corriente, que terminó “atrapada” al igual que ella en el mundo de Oz. A pesar de todo, el viaje de Dorothy tiene un final feliz.
El filme Oz the Great and Powerful no trata de Dorothy, sino como su nombre lo indica, trata del mago; nos relata la historia de cómo Oscar Zoroaster Phadrig Isaac Norman Henkel Emmannuel Ambroise Diggs —Oz para los amigos— llegó al homónimo mundo surrealista, tiempo antes de que lo hiciera Dorothy.
La película inicia mostrándonos el tipo de vida que lleva Oz: un ilusionista itinerante con debilidad por las mujeres. Como le sucediera (¿o sucederá?) a Dorothy y su perro, el mago queda atrapado en un tornado y termina llegando a la tierra de Oz. Es en este punto cuando sus aventuras comienzan, con la finalidad de salvar a todo el mundo de la bruja malvada. Un buen detalle fue que durante el inicio del filme las escenas son en tono sepia, con una relación de aspecto 4:3 (la imagen se ve cuadrada, como en la tele) y pasan a color con una relación 2.39:1 (la que se utiliza en el cine) cuando el mago llega al mundo de Oz, mostrándonos el contraste entre el mundano mundo “real” y el mágico mundo plagado de seres fantásticos.
Esta película me recordó mucho a la última versión de Alice in Wonderland, también de Disney, por lo siguiente: Directores de renombre a cargo de los filmes; historia “infantil” basada en sus respectivos libros; la llegada de los protagonistas supone el final de una era de maldad; harto uso de las imágenes creadas por computadora (CGI), creando escenarios completamente digitales; personajes muy extravagantes; las película no trata de la historia que conocíamos de antemano, sino que es una secuela o, en este caso, una precuela de la misma. Finalmente, a los protagonistas se les pide que tengan fe en sí mismos para así poder salvar al mundo. No digo que con ver una de estas dos películas podamos prescindir de ver la otra, pero Disney podría ser un poco más creativo al momento de reescribir las clásicas historias de antaño.
Una de las características más sobresalientes de este filme es el CGI, pero no porque lo deje a uno maravillado, sino porque se ve demasiado falso. Prácticamente todo el mundo de Oz está hecho a computadora, tanto los escenarios —salvo uno o dos— como algunos personajes, aunado a lo artificial que se ve todo (como algunas actrices de Hollywood), esto impide que el espectador se adentre completamente al mundo que nos muestran en la película. Es decir, el CGI evita que nos olvidemos que estamos viendo un producto del cine y no un entretenido relato.
Sobre los personajes, sus motivaciones son simples. Por un lado tenemos a los “buenos” que buscan que haya paz en Oz, y por otro lado tenemos a las “malas” que odian la paz… fin de la historia. Oz es una excepción, ya que su principal motivación es buscar la grandeza, aunque el concepto suene algo vago. El hecho de haber escogido a James Franco como el mago fue un acierto para Disney, ya que su carisma cautiva tanto a las brujas como a la audiencia, aparte de darle a Oz una imagen distinta a la retratada en el libro. El mago es un simpático embustero pero no raya en lo sinvergüenza. Sobre las brujas, no hay mucho que decir, el elenco es bueno pero los personajes no son entrañables ni memorables, aunque Mila Kunis tuvo un momento que me pareció gracioso:
Acto seguido, le rompen el corazón y Mila se vuelve maaaaaaala. Sobre las otras dos brujas, basta con decir que Michelle Williams es el interés amoroso de Oz y Rachel Weisz es la que lleva a su hermana al lado oscuro. Las brujas no hacen gala de muchos poderes, lo cual es decepcionante por el simple hecho de ser brujas, uno que otro efecto especial y ya. Además, no hubo mucha creatividad al momento de desplegar los poderes de las féminas, casi se limitaba a una fuerza derivada de la naturaleza, por ejemplo, los poderes de Weisz me recordaban más que nada esto:
La película no es excepcional, la trama es sencilla, con la debida introducción de los personajes, el desarrollo de los eventos y por último un final que ya es muy cantado por el simple hecho de que esta historia precede a la de Dorothy. No hay que olvidar que esta película está dirigida a los niños (de ahí que no haya mucha violencia en pantalla), no obstante es buena para pasar el rato, si no tienen nada mejor que hacer, sobre todo ahorita que la cartelera de los cines no tiene mucho que ofrecer.
Pequeño update: La gente pregunta por qué no destrocé al filme en mi reseña. Simple, no tenía altas expectativas con él, ya esperaba que fuera un fiasco. No lo fue, pero casi.
Metal Warrior