ALEJANDRO MONTANARO |
En el 2012 se estrenó en cines de todo el mundo la primera parte de la sumamente anticipada adaptación de El Hobbit de Peter Jackson. Fue algo que prácticamente pudo haberse considerado un milagro, la adaptación había pasado por una pre-producción tan llena de problemas y conflictos entre los que se encuentra la bancarrota de MGM y la pérdida de su director original (el brillante Guillermo del Toro), que se esperaba que de un momento a otro fueran a cancelar la película. Sin embargo, y para fortuna de muchos fans de la tierra media, finalmente pudimos ver en la pantalla grande la primera parte de esta gran aventura. Y este año, el largo y emocional viaje que comenzó hace tanto tiempo llega a su fin.
The Hobbit: The Battle of the Five Armies cuenta el capítulo final de la historia de Bilbo Bolson junto a la compañía de enanos. Después de haber sido expulsado de Erebor por Bilbo y los enanos, Smaug va a la Ciudad en el Lago para realizar su venganza sobre sus habitantes, siendo Bardo el único capaz de detener al poderoso dragón. Mientras tanto, Bilbo y los demás enanos deberán defender la montaña de incontables fuerzas que quieren el tesoro que se encuentra en su interior.
Hay algo que tenemos que dejar en claro con esta película: esto es un clímax de dos horas de duración. Cuando esta saga fue planeada, se esperaba que la historia pudiera desarrollarse en dos partes; sin embargo, debido a la duración que habría tenido la ultima parte, se decidió dividir la segunda película en dos, dejando así para esta película el ultimo acto de la segunda entrega. Entiendo que puede parecer raro que quisieran dividir aún más una historia que a muchos puede parecerles ya excesivamente larga. No obstante, en este caso es algo que se puede entender debido a la magnitud de la película.
Esto es algo muy evidente; en cuanto a historia lo único que contiene es la conclusión al conflicto que dio lugar a las películas. Se cierran los arcos argumentales de cada personaje y se da un muy satisfactorio final al viaje de Bilbo. Aunque es obvio decir que es importante haber visto las otras dos cintas para poder entender lo que sucede en ésta, en este caso es de suma importancia conocer bien a los personajes para poder entender de dónde vienen en cuanto a historia y el porqué de sus actos. Claro, podrán entender la trama sin mucho problema; sin embargo, yo les recomendaría ver las otras dos entregas poco antes de ver esta última parte.
También es importante mencionar que al menos la mitad de esta película son secuencias de acción, increíblemente espectaculares escenas de acción. Como dije anteriormente, esto se supone que es el final de la historia, y como tal tiene que cerrar de una forma grandiosa. Pocas películas logran capturar esa épica inmensidad de una batalla final como lo hace The Battle of the Five Armies. Algo que contribuye muchísimo a su atmósfera es el impecable soundtrack del gran Howard Shore, quien contribuye con su excelente música a hacer de esta película una experiencia aún más completa.
Para hacer un poco mas fáciles las cosas, vamos a dividir esta película en 4 partes: lo increíble, lo bueno, lo malo y lo horrible.
Lo increíble: Tal y como mencioné con anterioridad, la acción en esta película es algo verdaderamente espectacular. La breve secuencia con Smaug, si bien no es más que una pequeña parte, es algo sumamente increíble, es de la misma magnitud e intensidad que en The Desolation of Smaug, por lo que la película comienza con una nota sumamente alta. Algo que merece una mención honorífica es, sin lugar a dudas, la titular Batalla de los Cinco Ejércitos, donde hay muchísima tensión previa a la batalla y cuando finalmente sucede es algo verdaderamente sensacional. La batalla dura al menos la mitad de la película, y esto no es algo necesariamente malo, pues la acción está muy bien realizada, las peleas entre los personajes están muy bien coreografiadas y la inmensidad de esta batalla es algo que deja una gran impresión.
Lo bueno: esta película tiene uno de los mejores efectos en 3D que han tenido otras películas en los últimos años. El problema que tienen muchas producciones en 3D, recientemente, es que lo utilizan como motivo para vender boletos sin molestarse en pensar qué es lo que se puede hacer con esa tecnología para mejorar la inmersión y hacerlo una experiencia más completa. Afortunadamente, Peter Jackson se tomó la molestia de entender eso porque el 3D es usado de tal forma que el mundo a tu alrededor cobra vida, haciendo que los paisajes y los ambientes se vean muchísimo más grandes y que lo que tenga que sobresalir de la pantalla lo haga de tal manera, que parece que estás ahí mismo y no en una sala de cine.
Lo malo: El relleno en esta película es una de las cosas más desagradables y dolorosas que he tenido el infortunio de ver en mi vida. Usualmente, cuando ves un filme toma un rato el pensar sus errores y cuáles son las cosas que terminas creyendo que podrían haber sido editadas para dar paso a mejores escenas o acortar la duración. Lamentablemente, en esta cinta es muy evidente que hay algo que está muy mal y no hace más que añadir humor muy innecesario a una película que se supone está basada en un libro para niños. No voy a dar mucho detalle sobre el relleno y el humor porque en cierta forma es un spoiler; sin embargo, es uno de los mayores problemas que hay en un filme casi perfecto.
Lo horrible: Cuando una película hace muchas cosas bien (entre ellas, un buen diálogo y química entre los actores) termina sobresaliendo casi inmediatamente cuando hay algo mal. Y uno de los peores aspectos en esta película es, sin lugar a dudas, el turbio y mal logrado romance entre Tauriel y Kili. En The Desolation of Smaug, su apresurada relación basada en absolutamente nada fue una de las cosas más apresuradas y poco desarrolladas que se han visto en los últimos años y lamentablemente la situación no cambia aquí. La química entre ellos dos es prácticamente inexistente y su relación es ridículamente apresurada, a tal punto que es risible en vez de causar drama o tensión. Hay un momento en particular que es un cambio bastante radical en comparación con los demás que han hecho y está relacionado con estos dos personajes, y es, indudablemente, la peor cosa que sucede en la película.
En general, The Battle of the Five Armies es el perfecto capítulo final para esta trilogía; de la misma forma en la que lo hizo su antecesora, esta cinta logra mejorar muchísimos de los problemas que tuvo The Desolation of Smaug; la acción es asombrosa, los personajes logran hacer aún más cosas y sobresalen de formas en las que no lo hicieron en las otras entregas, la música es increíble y, en general, es una conclusión sumamente satisfactoria para una gran serie de películas.