Ser niño en los noventa fue lo mejor que nos pudo haber pasado a muchos y sinceramente podemos presumir de haber tenido la infancia más increíble de todas. Sólo piénsenlo: Jurassic Park, El Príncipe del Rap, La Bella y la Bestia, el Rey León, los tazos de los Looney Tunes, Animaniacs, X-Men, Spice Girls, boy bands… crecimos junto a Corey Mathews y de grandes queríamos ser como Friends para darnos cuenta que más bien somos algo como The Big Bang Theory –Oh, la desgracia-.
Ahora repasemos aquellas series que llevaremos en el corazón por el resto de nuestras vidas. Esas que cuando vemos la televisión de hoy, desearíamos tener una ‘Tardis’ para volver al pasado y nunca regresar.
Mighty Mena
Xena: Warrior Princess
La vi por primera vez en Hércules, los viajes legendarios y supe que nuestro amor duraría toda la vida. Xena: la princesa guerrera, surge como un spin-off de su serie hermana antes mencionada, “Hércules”. De ahí fue tanto el éxito de la villana convertida en heroína, que logro hacerse de su propia serie, la cual no me podía perder cada sábado y domingo por canal 4 a medio día. Producida por quien me daría unos años después a otro gran “amor de mi vida” (Spider-man), el señor Sam Raimi, y protagonizada por Lucy Lawless, la serie contaba las aventuras de Xena, quien en su búsqueda por la redención combatía desde demonios y dioses, hasta al ejército romano (sin olvidar uno que otro bully en sus días libres).
Aunque tocaba temas “fuertes” para los niños, como las escenas candentes entre Xena y Ares y la polémica relación gay entre las dos protagonistas de la serie, la verdad es que de niño uno resta importancia a todo eso -o quizás sólo yo no lo notaba y me dedicaba a reír con las peripecias de Xena, Gabrielle y Joxer-.
Xena llegó a su fin en el 2001 en un episodio odiado por unos y amado por otros cuantos torpes. En este la princesa guerrera muere al lograr redimir sus pecados, dejando descansar las almas de las víctimas que ella cruelmente había asesinado en el pasado. Gabrielle al final siguió su camino con la misión de contar al mundo la historia de Xena, la princesa guerrera.
Ahora SyFy me regresa parte de mi infancia con la retransmisión de Xena todos los sábados y domingos a las 9 am.
Dinosaurs
En los noventa era imposible no amar a los dinosaurios. Todos teníamos una colección de juguetes de Jurassic Park, estampitas de dinosaurios en nuestros cuadernos y claro todos veíamos las aventuras de Earl, Fran, los dinoadolescentes Charlene y Robbie y el bebé favorito de todos.
Dinosaurios era una sitcom familiar muy al estilo Home Improvement o la actual The Middle, pero wait for it… con ¡¡DINOSAURIOS!! Magníficos dinosaurios creados por Jim Henson Productions y situaciones que, además de ser cómicas, nos dejaban importantes lecciones de vida al tocar temas como la pubertad, el bullying, el maltrato a los animales (cavernícolas), entre otras.
The X-files
“La verdad está allá afuera” o “Quiero creer” eran frases que todos nos sabíamos, al menos todos los niños frikis y si no tuviste un crush con Mulder o Scully cuando entraste a la pubertad seguramente estabas leyendo “Tú” y escuchando tus discos de Mercurio y nunca me dirigiste la palabra en la escuela.
Teorías de conspiración y avistamientos OVNIs eran el motor de la historia de los agentes del FBI Dana Scully, la pelirroja escéptica, y Fox Mulder, el chico que creía en la vida extraterrestre. Por nueve años esta serie nos mantuvo pegados a la televisión por las noches dejando de lado la tarea pues todos queríamos saber qué rayos había pasado con la hermanita de Mulder y si Scully creería en la existencia de extraterrestres de una buena vez.
X-Men, la serie animada
Ésta es, sin duda, la serie animada más importante de mi ñoña infancia; fue mi primer acercamiento a los cómics y transformaría mi vida desde aquel instante.
Los X-Men eran marginados, eran diferentes y tenían que superar grandes obstáculos, desde aceptarse a sí mismos hasta luchar con los Centinelas, los cuales querían destruirlos a cada momento. Siendo una niña introvertida con problemas para socializar y por ese entonces viviendo una gran pérdida, sentirme aislada y sola era algo de cada día. Los cómics llegaron a mi vida justo en ese momento. Me enseñaron que todo héroe enfrenta problemas; ya sea un bully o un súper villano, una mutación o estar enfermo, no importa. El héroe siempre se levanta y siempre hace lo correcto sin importar lo demás.
En cinco temporadas la serie nos mostró historias fieles al cómic como la Saga de Phoenix o Days of the future past y nos dejó conocer a cada uno de los personajes y sus historias personales, las cuales nos hicieron sentirnos identificados con los mutantes. En el año de 1997 se dejó de transmitir, pero fue poco el tiempo que extrañamos a Wolverine y los muchachos pues justo entrando la nueva década el mejor equipo de MARVEL llegó a las salas de cine y de ahí las series animadas y películas siguieron y seguirán por largo tiempo.
Dr. Jabberwocky
Buffy, la cazavampiros
Recuerdo que ocurrió una tarde de domingo por allí del año ’97 o ’98, tendría unos 10 años, poco más, poco menos. Era de esos domingos en que un niño normal no tiene absolutamente nada qué hacer -para variar- y fue como prendí la televisión y le puse al canal 7. ¿Por qué vería TV Azteca? Hace unos 15 años había una barra de programación en dicho canal los fines de semana en la cual pasaban series de anime, principalmente Los Caballeros del Zodiaco, pero no estoy hablando de esta serie. Sobre la 1 pm, cuando la barra animada había concluido, comenzó una serie peculiar llamada Buffy, the vampire slayer.
Creada por el increíble Joss Whedon -soy fan honorario desde ese año, yo lo descubrí antes que Marvel-, la serie trataba de una joven adolescente elegida en todo el mundo para luchar contra los vampiros y las ‘fuerzas de la oscuridad’. Cuando la movieron entre semana mis tardes después de la escuela eran dedicadas a ver Buffy the Vampire Slayer en el 7 y luego por FOX. Me hice de afiches, cómics y otros coleccionables de la serie. Lloraba cada que un personaje moría, cuando Ángel le rompió a Buffy el corazón o simplemente cuando no podía ver un capítulo nuevo. Muchos se burlaban de mí en la niñez por amar dicha serie tan aferradamente, pero nunca me importó.
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Después de siete temporadas al aire, un musical, varios videojuegos y libros, el ‘spin-off‘ Angel, cuatro excelentes soundtracks -los cuales definieron mis gustos musicales contemporáneos orientados al dream-pop y al trip-hop- y la adaptación de la serie al cómic (la novena temporada sigue en desarrollo ahora mismo gracias a Dark Horse), puedo asegurar que no ha existido una serie que haya causado tanto impacto en mí como ésta. Con todas las temporadas en DVD aún veo la serie con la misma emoción en los ojos que cuando vi por primera vez “Welcome to the Hellmouth” un domingo al medio día, y cuando tengo un problema me sigo preguntando ¿Qué haría Buffy? Por fortuna todavía conservo mi estaca Mr. Pointy guardada por allí, pues como decía ella: “If the Apocalypse comes, beep me“.
La Niñera
Ésta es una de las series que más risas me ha sacado definitivamente. La historia de la Nana Fine y el Sr. Sheffield ha sido contada hasta el hartazgo con múltiples repeticiones en TV Azteca, el canal Sony y ahora en Comedy Central. La singular característica que hace de esta serie una de las mejores de los 90 y de mi niñez recae en su facilidad de hacerme reír. Cuando el adulto norteamericano promedio la criticó por su exaltación de estereotipos étnicos, los niños y adolescentes moríamos de risa con las ocurrencias de Fran Fine, judía o no, eso sólo importaba a los críticos de trasero apretado.
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Quienes pasábamos horas frente a la televisión durante aquella época no me dejarán mentir, si alguien nos educó audiovisualmente fue La Niñera. La transición entre un aparato frío y enajenante fue desplazada gracias a un programa divertido con un toque maternal. Cómo olvidar la canción de entrada; al productor Maxwell Sheffield gritando enojado “¡Señorita Fineeee!”; las sarcásticas discusiones entre la maliciosa compañera del Sr. Sheffield, C.C. Babcock y Niles el mayordomo; la obsesión de Fran por conocer famosos (principalmente Barbra Streisand) y casarse; y a la exquisita familia Fine, entre quienes destacan: la madre Sylvia Fine, una mujer que literalmente no deja de tragar; la senil y divertida abuela Yetta; Val, la amiga estúpida de Fran; y su padre, Morty, de quien sólo se sabía usaba un peluquín; y no olvidemos a Maggie, Brighton y Grace.
Sin mencionar los fracasos por intentar adaptarla en varios países o su influencia en México, la cual fue innegable, a la fecha La Niñera es una serie que recuerdo con mucho amor. No importa el capítulo que vea ni el orden, siempre acabo muriendo a carcajadas… pues no me pierdo las repeticiones en Comedy Central a las 6pm.
Mención especial para: Beetlejuice, Fenomenoide, Los Simpsons, Astroboy, Los caballeros del zodiaco, Ciencia loca, Popeye, El correcaminos, Beast Wars, Gárgolas, Taz-manía, Ranma 1/2, Batman, Batman del futuro, Thundercats, Power Rangers, Salvados por la campana, He-man y los amos del universo, She-Ra la princesa del poder, Rugrats, Dexter’s Lab, Coraje el perro cobarde, Doug, Daria, ¿Le tienes miedo a la oscuridad?, Tales from the crypt, Xena: Warrior Princess y El Conde Pátula.
Atushi
Tom y Jerry
Recuerdo mi primer acercamiento con esa basura llamada ‘política’. Hace algunos ‘ayeres’ se transmitía por el canal cinco ‘Partidos Políticos’. Pero, ¿por qué un niño soportaría media hora de aquel aburrimiento terrible? Las razones eran un gato y un ratón: el programa de TOM Y JERRY comenzaba inmediatamente después.
A decir verdad, nunca nadie se preguntaba “¿y por qué Tom quiere atrapar a Jerry?” Y después de tantos años la respuesta sigue siendo, “es una ley de la vida que los gatos persiguen a los ratones (al menos en la tele) por el simple hecho de ser ratones”.
El siempre impulsivo, aunque a veces amigable, gato Tom (quien hacía gala de una tremenda confianza en sí mismo, a pesar de que ésta siempre le ocasionaba golpes, accidentes y más golpes) perseguía y ponía trampas al astuto e inocente ratón Jerry (aunque a veces también era un tanto ‘llevadito’). Es un recuerdo memorable que siempre logra sacar una sincera sonrisa a quienes disfrutaron de sus eternos pleitos.
Acompañados por otro puñado de personajes entrañables: el bonachón y fortachón perro Balón (Spike) y su pequeño hijo Balín (Tyke); el patito amarillo (Quacker) que luego de saber que no era tan feo como pensaba se moría de ganas por aprender a volar; la pandilla de gatos liderada por el desaliñado gato negro Butch; y por supuesto, el pequeño ratoncito gris Tuffy (Nibbles) pupilo de Jerry en las aventuras contra Tom. En fin, a pesar de las contadas apariciones de cada uno, este equipo de personajes fue parte de una de las series más representativas de nuestra infancia, que luego de ver otras caricaturas con mucha acción, Tom y Jerry sacaba a relucir la inocencia en todos nosotros.
Alí Gomont
Recuerdo… ¡ja! A quién engaño. Quienes me conocen -y quienes no, ahora se enteran- saben que mi memoria apesta. No sólo eso, tengo la peor retención del mundo. Cuando me dijeron sobre participar en este artículo comunal me dije: “¡Ok! … Pero … ¿Recuerdos de series de la infancia? Ni recuerdo qué cene ayer”. No les voy a hablar de recuerdos sino de mi sentir ahora mismo y de su significado para mí.
Soy un gran fan de la ciencia ficción, de los heroes de todo aquello que explote y haga un !Piuuu¡ cuando dispare el arma. Mi fascinación no empezó con Star Wars, pues de niño uno no se fija en las películas y su producción, sino en los colores, en las formas, en los chistes, en lo fuertes que eran y en su velocidad o capacidad para volar. ¿Y saben quienes fueron mis primeros guerreros interestelares en hacerlo?
“¡¡Allaaaaaaaaaá vaaaaaaaaaaaan!!”
Los Halcones Galacticos
No recuerdo ni un capitulo de la serie. La verdad, sólo recuerdo la canción, los personajes, el cielo estrellado de fondo, el sonido del águila al volar y cómo veía por primera vez un vaquero espacial y lo cool que era -por cierto, lo pido primero y uno más que tú para toda la vida para que no me lo ganes, si no, ¡córtalas!-. Cuáles valores ni qué nada. Quería verlos volar; quería pilotear una nave y vencer al mal, ser el héroe del espacio -y desde entonces, tener una prótesis metálica-. Me marcaron de por vida pues gracias a ellos me gusta Star Wars e incluso (placer culposo) Guardians of the Galaxy con todo y el niño Nova (no me juzguen).
Y ya para terminar, sólo quiero decir que como buen puberto recuerdo mis amores de la tele. Mi primer amor fue Shampoo de Ranma 1/2, allí fue cuando supe lo que eran las curvas de una mujer; seguido por la güerita de Nintendomania, Maggie Hegyi, porque en esa época ¿qué niña jugaba videojuegos?; y por ultimo (ya en completo descaro de sinceridad) Gaby Ruffo del programa TVO, un punto a mi favor, ¿quién pone a una chica en shorts a brincar y cantar para niños?.