El cineasta Christopher Nolan triunfa de nuevo, al hacer de Tenet una de las películas más impresionantes en todo el año, amén de las críticas que ha recibido por su historia.
En el panorama del cine americano, son muy pocas las figuras que destacan por tener un sello autoral, y al mismo tiempo, que sean garantías de recaudación en taquilla.
Entenderse con las masas y destacar, es un oxímoron posible únicamente para los creadores dotados de una sensibilidad muy afinada para el discurso, arriesgando a veces, todo ápice de intelectualidad que inadvertidamente entorpezca el escueto entendimiento en el vulgo.
La fascinación de Christopher Nolan por el tiempo, es algo que ha acompañado a casi todo trabajo suyo; sus historias siempre abren con un desorden que nos vaticina el tono general y la premisa su obra, para luego armar sus actos como un rompecabezas. ¡Y desde luego que Tenet no es la excepción!
¿Qué es “TENET?
“Armado con una sola palabra, Tenet, y luchando por la supervivencia del planeta, el protagonista viaja a un mundo crepuscular de espionaje internacional en una misión que supera los límites del tiempo real. No son realmente viajes sino inversión en el tiempo”
Es imposible ocultar el paralelismo que posee con Inception: el millonario malvado, los largos diálogos con exposición, Michael Caine… pero en Tenet hay un ritmo diferente.
Desde el primer segundo de la cinta vemos movimiento, acción vertiginosa y una intriga por entender el contexto. Esta sensación no cesa por al menos 2/3 partes en la película. Lo que es —para algunos— una regla tácita en cuanto al manejo de exposición en los guiones, se vuelve para Nolan, un espacio para una libertad creativa.
“No trates de entenderlo” es el consejo del personaje interpretado por Clémence Poésy (la científica) al momento de introducirnos el curioso efecto de inversión de la entropía que se da en la película. Fue como un pueril guiño dedicado a la audiencia, pues solo así es que uno logra disfrutar de la narrativa o más aún: envolverse en ella.
Irrisorio sería afirmar que Tenet es una pieza de arte incomprensible como lo es digamos, Primer, ya que ésta posee muchos lugares comunes con otras historias de espías.
Por decirlo de otra manera; si quieren ver una película que les haga ponderar hasta el infinito por su concepto, mejor vean Interestellar.
Fueron contadas las secuencias que detuvieron el ritmo desenfrenado de la película, pero se agradecen, ya que son necesarias para comprender al opaco personaje principal, el cual puede sentirse (a veces) como una inserción del ego de Nolan; es inaccesible, hermético y vulpino… ¡Es tanto así que conocer su nombre, es un privilegio que se nos niega a la audiencia!
Un festín audiovisual
Esta dirección de fotografía estuvo a cargo de Hoyte van Hoytema, uno de los cine fotógrafos más respetados en la industria y cuyo trabajo está a la altura de otros como Robert Richardson o Emmanuel Lubezki.
La manera en que los contrastes y las sombras se manejan hace que todo plano, hasta los más vulgares inserts, rebocen de la personalidad que la película busca proyectar.
Incluso sirvió para dar más ímpetu a algunas actuaciones, como lo fue en el caso de Kenneth Branagh; su personaje es retratado mediante close ups que hacen a su rostro imponerse en la pantalla, casi como una bestia que asedia al espacio de su presa.
Los efectos digitales intervinieron muy poco, ya que los actores tuvieron que realizar cuantiosas tomas para lograr el efecto de “inversión de la entropía”.
Ni siquiera la famosa secuencia en el aeropuerto, en donde estrellan un avión (no es spoiler, se puede ver desde el avance), se limitaron; lo que se ve en pantalla es un avión real siendo operado.
Y de las coreografías y la acción, solamente queda decir, que fueron realizadas con un rigor cuasi militar. Se despiertan grandes emociones atravez de las acrobacias, peleas y hasta manejo temerario de vehículos automotores.
Quizás en esta película haya dos grandes errores que nos prohíben decir que es una obra maestra: sus diálogos pretenciosos y su mezcla de sonido (ya que ésta parece más para un festival tecno, que para una película). Pero son detalles que, comparándolos con su impactante y poderosa presentación, se pueden soslayar como excentricidades que se permite el autor.
