Como comentaba en la reseña de La Comunidad del Anillo, las tres películas de El Señor de los Anillos eran allá por el 2003 de las mejores del género de fantasía, pero me equivoqué al hablar en tiempo pasado. Estos filmes son de los mejores que hay en el género de fantasía.
Las Dos Torres, a diferencia de su predecesora, tiene más secuencias de acción, con un clímax en la batalla del Abismo de Helm, en la cual se invirtió harto tiempo y dinero para su producción. Aunque el inicio de la película no se queda atrás, ya que presenta una corta escena donde vemos que sucedió después de que Gandalf cayera en Moria junto con el Balrog. Esta era una batalla épica, pero Peter Jackson no decidió ampliarla, supongo que para darle más espacio a la batalla de Cuernavilla.
También cambia la dinámica con respecto al primer filme, ya que la Comunidad se ha dividido en 2 grupos principalmente: los que se dirigen todavía a Mordor y los que no; aparte, los que no van a Mordor están separados por la distancia y por el destino —si lo quieren llamar así— porque al final Merry y Pippin estarán en Isengard entretanto Aragorn, Legolas y Gimli (¡y Gandalf!) estarán en Cuernavilla. Como ven, Las Dos Torres divide la trama en las historias entrelazadas de cada uno de estos pequeños grupos que derivaron de la Comunidad.
En esta película por fin podemos conocer a Gollum, que fue una amenaza invisible durante La Comunidad. Gollum, el hobbit que tuvo en su posesión el Anillo durante varios cientos de años y lo dejó tan dañado como nos lo muestran, un ser taimado en el que no se puede confiar pero que, como diría Gandalf, “tiene que cumplir un papel antes del fin”. La creación de Gollum para la película fue muy laboriosa porque había que hacer las escenas el doble de veces, una con Andy Serkis interpretando a esta criatura (para observar la dinámica entre los actores), y la segunda para hacerla sin él e incorporar el personaje CGI después. Reitero, Peter Jackson se tomó muy en serio lo de hacer la mejor película que pudiera.
Los escenarios en ESDLA siempre son nuevos. Entre los tantos que hay esta el bosque de Fangorn, un bosque muy viejo con moradores muy antiguos, los Ents. Es en Fangorn donde Gandalf regresa en la hora de mayor necesidad para guiar a sus compañeros. Si creían que el bosque era una locación, se equivocan, fue una maqueta hecha para el filme porque no había un bosque que se viera tan viejo. Muchos escenarios se construyeron en sets —y se retocaron por computadora— para luego ser destruidos una vez que cumplieran con su función, entre ellos Caras Galadhon, Minas Tirith, Edoras, Fangorn, Isengard… creó que todos los mostrados.
Las secuencias de acción abundan en este filme, con la vasta participación de los Uruk-hai. No podría decir si la batalla del Abismo de Helm es larga o corta, aunque solo dure una noche en el filme. No obstante, se puede apreciar que está muy elaborada, sobre todo porque no es una batalla como las que ocurrieron en Khazad-dûm o en Parth Galen, sino que se trata del asedio a una fortaleza y todo lo que eso conlleva. Un despliegue de todos los extras y dobles de riesgo que se pudieran conseguir, filmando de noche durante 3 meses.
Todo parece ser admiración por el trabajo de Peter Jackson, pero en virtud de ser objetivo, he de remarcar algunas fallas en el filme. Cuando Théoden decide partir al Abismo de Helm, Gandalf se enfada con él porque no le hace frente directamente a las fuerzas de Saruman, pero más adelante se menciona que los hombres disponibles eran tan pocos que a duras penas podían proteger Cuernavilla —y a campo abierto hubieran perdido irremediablemente— entonces ¿por qué se enoja Gandalf? Otra es la frase de Bárbol: “Les he dado sus nombres a la Cámara de los Ents y hemos decidido que ustedes no son orcos”, refiriéndose a Merry y Pippin, pero Bárbol ya se había encontrado con Gandalf y él le pudo haber dicho lo mismo; a pesar de ser graciosa, la escena está de más.
La película es muy buena, aunque tiene un trasfondo por ratos derrotista que no es acorde con la visión de Tolkien, todo para darle más emoción al filme, aunque al final es la obra de New Line Cinema y por eso se le llama adaptación. La verdad, nunca es posible darle gusto a todos. Curiosamente, el título de la película es Las Dos Torres, respetando el título del libro de Tolkien, pero como se modificaron varias cosas de la historia original, la amenaza de Barad-dûr es poco percibida a lo largo de la trama salvo cuando Frodo ve al ojo de Sauron en su mente.
Las Dos Torres es una película que se puede calificar de épica al igual que las otras dos. Técnicamente, la trilogía es una película muy larga dividida en tres partes, aunque cada parte tiene un diferente tono narrativo con respecto de las otras. En La Comunidad se presenta la amenaza del Anillo Único; en Las Dos Torres la misión se vuelve más peligrosa y desesperada; mientras que en La Guerra del Anillo El Retorno del Rey se desarrolla el enfrentamiento final con la Sombra y se decide el destino de la Tierra Media.
Pero divago. Una poderosísima razón por la cual la trilogía de ESDLA es épica es la música que la acompaña. El score de Howard Shore es sublime, ya que se adapta de manera formidable a las imágenes que vemos en la pantalla, brindándonos sensaciones de suspenso, apremio e incluso terror, dependiendo de la percepción del espectador. Si hubieran puesto el trabajo de Shore en el teaser que coloqué en la reseña de La Comunidad, seguro que me habría interesado en la trilogía desde meses antes del estreno y no hasta haber visto el primer filme. Aquí unas cuantas de las mejores composiciones de la trilogía:
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Finalmente, es necesario mencionar que este filme (y el que sigue) tiene un poco de más humor que su antecesor, sobre todo en las escenas de Gimli, pero varias fueron editadas para solo agregarlas a la versión extendida de la película; aunque una de las escenas que más risa me ha dado es la de Gollum y Sam —”Stupid fat hobbit“—; desafortunadamente no se encuentra en el famoso portal de videos.
UPDATE: La última parte de la reseña aquí.
Metal Warrior