Por Marian Casablancas |
Nos encontramos dentro del famoso maratón Guadalupe-Reyes, el ambiente cada día huele más a posadas, intercambios y a cena navideña, ahhh…
Las fechas decembrinas traen consigo dos tipos de persona: los amantes de la navidad, del júbilo, de ponerle nariz roja y cuernos a sus coches y otros diseños típicos de las fechas, y por otro lado a los llamados Grinch personas que no solo odian la navidad, sino cualquier fecha que represente regalos, decoraciones y cánticos demasiado ridículos a su parecer.
En este artículo te presentamos algunas situaciones de la vida cotidiana, con las cuales podrás saber si por tus venas corre ese instinto único de repulsión a los adornos, luces y sobre todo a la paz en la tierra y a los hombres de buena voluntad.
1.- Te parece lo más descabellado estar en el mes de noviembre y empezar a ver como las tiendas departamentales llenan sus pasillos principales de Santa Claus inflables, esferas y bolsas para regalo.
2.- En tu trabajo, intentas alejarte lo más que se pueda de la secretaria de la oficina que siempre (no se sabe quién le encomendó esa “noble labor”) empieza a organizar el intercambio de regalos, y que a pesar de que le has inventado toda clase de excusas (como ser de alguna religión extraña que no te permite celebrar la navidad) ella con una dulce sonrisa siempre te dirá que no importa que el chiste es “convivir”.
3.- Sientes esa horrible sensación de estar acorralado, cuando al despertar, te acercas a la sala de tu casa y vez a tu mamá sacudiendo los adornos y buscando estratégicamente el lugar en el que TÚ colocarás y adornarás el árbol.
4.- Eres invitado a más posadas de las reglamentarias según las tradiciones, (en las cuales decides ser un poco menos huraño y convivir con los demás), pero siempre te toca ser el que carga el nacimiento y como eres el más joven (Por tanto más ágil y rápido) siempre te mandan por las letanías y “velitas” que olvidaron comprar.
5.-Tu parte favorita de las fiestas navideñas son las piñatas, esa extraña pero dulce sensación de querer destruir un Barney (el dinosaurio) con un palo de escoba, compensa todo lo que ha sufrido en las fiestas navideñas. Aunque vuelves a la realidad cuando eres el que la rompe y solo te toca un cacahuate pisado y un mazapán que tu mama generosamente te da de su botín.
6.-Odias que a pesar de que son de las pocas vacaciones que gozas en el año, no puedes deambular en calzones o pijama en tu casa porque cada día que pasa alguna de tus tías o parientes están ahí desde temprano.
7.-Llegando al tan esperado día después de la cena navideña (esa siempre es deliciosa y nadie lo puede negar), solo dos veces al año recibes presentes (si es que te va bien) y vez una caja enorme de parte de tus padres, por tu mente pasan un millón de posibilidades: un Xbox ONE que tanto desee, una colección de Señores Cara de Papa de Star Wars, una Pantalla de Plasma para mi cuarto. Pero en realidad solo es una colcha nueva para tu cama.
8.-En los intercambios siempre te dan algo que no vale lo que marcaba el presupuesto y jamás te vas a poner.
9.- Piensas que la manera de vengarte del mundo es quemar el árbol Coca-Cola de Reforma y decir ¡Arde precioso ardeee!
Y 10.- A pesar de que cuentas los días para que acaben estas festividades, todo Grinch se siente cobijado por el cariño de algún ser especial (mamá, papá, hermanos, novia, novio, mascotas o su serie de tv favorita) y disfruta de ver como se pelean los ebrios en las fiestas.
Si una o todas las situaciones mencionadas te han sucedido en alguna ocasión durante tus navidades, ¡FELICIDADES! Eres un Grinch de las fiestas, así que disfruta ser la persona que equilibra tanta felicidad y disfruta de las fechas a tu modo.
¡Feliz Navidad!