TAMASHI |
Estas vacaciones de Semana Santa tuve que quedarme en Reino Unido para terminar mis tareas de la maestría. A pesar de ello, no la pasé tan mal porque pude ir a una de las atracciones más nerds de este país: The Harry Potter Experience en los estudios Warner en Londres. El boleto de entrada más el transporte desde Cardiff me costó £69.50. Me dolió un poco el codo, pero este tour era algo que no me podía perder por nada del mundo.
Al llegar, me fui directamente a la fila para entrar, pero ustedes pueden ir primero por una audioguía para enriquecer la experiencia. No quise pagar por una porque sabía que después gastaría en comida y en souveniers, así que decidí sólo leer las explicaciones. Fue una buena decisión porque ni así logré leer todo. Si hubiera pagado por la audioguía, no la hubiera escuchado completa, pues ésta incluía entrevistas exclusivas. La agencia de viajes solamente nos dio 5 horas para el recorrido y una se nos fue en la fila para entrar. La verdad se necesita más tiempo para poder apreciar y ver cada una de las piezas exhibidas.
Como el tour se hace llamar ‘experience’, yo esperaba poder montar una escoba, subirme al coche de los Weasley o volar en el hipogrifo, pero estos objetos están únicamente para su exhibición. Eso me decepcionó un poco. No obstante, me divertí y fue padre ver niños menores de 10 años igual de emocionados como quienes crecimos con las películas.
Si ustedes están estudiando set design, maquillaje, diseño textil, efectos visuales o cine, vale la pena que visiten esta exhibición porque hay videos donde se explica el detrás de cámaras y podrán ver los planos del castillo de Hogwarts, pelucas, animatronics, sets, utilería, maquetas, máscaras de látex, dentaduras postizas, story boards, maniquíes… ¡y hasta el Expreso de Hogwarts! Ideal para quienes aman tomarse selfies a morir.
Sin tratar de dar spoilers, todas y cada una de las varitas de la tienda de Olivander están hechas a mano. Los libros de la biblioteca en realidad son piezas de foami y la puerta de la Cámara Secreta no fue hecha con efectos especiales; se la tuvieron que ingeniar para que se viera y funcionara tal como viene en la descripción del libro. Otro reto para los diseñadores fue la entrada a la oficina de Dumbledore y los retratos movibles. Como eran muchos los magos que había que retratar, los del staff tuvieron que pintarse así mismos. Por ejemplo, verán que un tal mago del siglo III es en realidad el maquillista de la película. Igualmente, para que Hagrid se viera como un gigante, cuando grababan solamente con él, ponían props más pequeños a su alrededor y cuando no, lo subían a una plataforma.
Asimismo, tuvieron que contratar entrenadores y varios animales para un sólo papel. De esta manera, hubieron como 5 perros que le hicieron de Fang y como 4 gatos para el papel de Crookshanks. Algunas escenas, como cuando Hedwig le da a Harry su Nimbus 2000, se grabaron únicamente con el animal en el set. En post-producción insertaron a los actores en escena. Otra de las cosas que no se hicieron con computadora fueron los objetos que se movían en la casa de los Weasley. El plato que se lava solo y la bufanda que se teje sola eran máquinas.
Si no son muy fans del universo de Harry Potter no van a sentir la misma euforia que un verdadero potterhead porque no reconocerán los escenarios ni los personajes y se cansarán demasiado rápido. Además el boleto no es muy económico como para ir y no aprovecharlo como se debe.
Hablando de costos (porque eso fue lo primero que me preguntaron mis amigos cuando les dije que había ido), sinceramente me pareció un poco excesivo, pero vaya… así es en todos lados. Se aprovechan de nuestro fanatismo. En específico, considero que la audioguía (£4.95) ya debería venir incluida en costo del boleto, como suele pasar en otros museos. Por ejemplo, en el Museo de los Baños Romanos en Bath pagué solamente £13 y me dieron audioguía sin costo extra.
Adentro del museo-estudio hay una cafetería, pero la comida tampoco es muy económica (la cerveza de mantequilla junto con el vaso de colección está en £7 aproximadamente y un muffin cuesta £2.50) y el costo de los souveniers es extremadamente caro. Una bufanda costaba £25, por ejemplo. Lo más barato que encontrarán ahí son las postales; cuestan alrededor de una libra cada una. Y no todo son varitas o muñequitos. También podrán tomarse una foto en la plataforma 9 3/4, la cual cuesta £15 aproximadamente. Si no quieren pagar, se pueden tomar la foto ustedes mismos; ahí les prestan una bufanda de su casa favorita.
Les recomiendo llegar muy temprano para que puedan leer todo con o sin audioguía, e ir en épocas no vacacionales para evitarse filas y poder tomar fotos sin que nadie se les cruce a cada rato.
Sin más, aquí una pequeña galería del recorrido. Disfruten.