A pesar de que no era anime, TRANSFORMERS logró lo que muchas otras caricaturas de esa época (mediados-finales de los 80) no lograron: trascender en el tiempo, conservándose en el gusto de muchos incluso hasta hoy, lo cual abrió la oportunidad para que se crearán nuevas series basadas en estos robots, cuyo segundo boom ocurrió con Beast Wars.
Beast Wars se estrenó el 16 de septiembre de 1996, prácticamente 12 años después del lanzamiento de Transformers. La historia que plantea ocurre 300 años después de la “gran guerra” —la serie original— con una premisa similar a la de la caricatura de los 80: un puñado de Maximales y Predacones (los nuevos “Autobots” y “Decepticons”, respectivamente) se estrellan en un planeta desconocido similar al nuestro y tienen que buscar una forma de regresar a Cybertron. Este mundo es primitivo y posee altas cantidades de Energon, por lo cual los Transformers se ven obligados a tomar formas animales para evitar envenenarse con éste.
Al contrario de la animación tradicional utilizada en Transformers, Beast Wars fue realizada 100% con gráficos por computadora, lo cual le daba un feeling más futurista (en ese entonces). Los Maximales eran liderados por Optimus Primal —o “Primitivo” en el doblaje latino— cuya forma animal era la de un simio, lo cual me pareció una pésima elección, ya que era de los Transformers más bajitos y menos imponentes de todos. Entre los Maximales se encontraban personajes como Cheetor, Rattrap, Rhinox y Dinobot, este último tenía forma de velociraptor y era de los personajes más interesantes de la serie debido a que en su momento había sido un Predacon. Curiosamente, la mayoría de los Maximales escogieron mamíferos como formas animales.
Los Predacones tuvieron como líder a Megatron, cuya forma animal era la de un Tiranosaurio Rex y en vez de tener un cañón en el brazo, contaba con la cabeza del reptil. Este personaje compartía con su antecesor la ambición por el poder y siempre demostró ser un problema para los Maximales. Entre los subordinados de Megatron se encontraban Scorponok, Tarantulas, Terrorsaur, entre otros; los Predacones eligieron en su mayoría formas de dinosaurios o de insectos. Dado que había pocos personajes, cada uno tuvo su oportunidad de ser explorado —relativamente— a profundidad, haciendo más rica la serie.
A pesar de ser “descendientes” de Autobots y Decepticons, estos Transformers parecen haber menguado a lo largo de 300 años: eran mucho más pequeños que los originales; era posible traer al lado oscuro convertir protoformas de Maximales en Predacones con una simple acción; y ambos bandos dependían de una palabra clave para poder transformarse, de no poder pronunciarla, éstos eran incapaces de adquirir su forma robot (Maximales decían “maximizar”, Predacones gritaban “aterrorizar”). A pesar de estas fallas, la serie era muy buena debido a su enrevesada trama.
Al comienzo, la historia de Beast Wars se resumía en las peleas que los Transformers tenían entre sí, pero una raza extraterrestre intervino e hizo la serie aún más interesante. Para la segunda temporada, varios robots habían mutado en Transmetals, dándole más variedad a la serie, además de que algunos personajes murieron y otros nuevos aparecieron. Aunado a esto, se reveló que los Transformers estaban en la Tierra, durante el periodo en el que Autobots y Decepticons se encontraban desactivados, unos cuantos millones de años antes de la gran guerra. Se podrán imaginar que con tantos elementos que explotar, la serie contó con un potencial que los escritores de Beast Wars supieron aprovechar. Para ejemplificar algunos cambios por los que pasó la serie, vean los openings de la misma:
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También se incorporaron elementos de la serie original con el solo propósito de reafirmar la continuidad temporal, como las apariciones de Ravage —conocido aquí como Destructor—, el fantasma de Starscream y un mensaje grabado por el Megatron original; aparte estaban la nave de los Autobots (Ark) y la de los Decepticons (Nemesis).
La trama evolucionó a buen ritmo, con cambios importantes ocurridos a intervalos regulares (como las diferentes transformaciones de Optimus) pero desafortunadamente Beast Wars llegó a su fin con el episodio 52, en el cual Megatron es derrotado y llevado a Cybertron por los Maximales restantes. A continuación tuvo lugar Beast Machines, la cual fue un bodrio de principio a fin, el diseño de los personajes era horrible, la historia intentó tener un enfoque más “espiritual” y la personalidad de los Transformers ya conocidos fue alterada completamente. De nueva cuenta, como le sucediera a la serie original, la decadencia llevó a la terminación de la serie.
A pesar del fracaso que fue Beast Machines, en esta ocasión no se dejó la franquicia tan de lado, explotándola sobre todo en el mundo de los cómics y posteriormente haciendo su arribo a la pantalla grande de la mano de Michael Bay. Hubo otras series animadas después de Beast Machines, pero ninguna digna de mencionar con excepción de una, de la cual les hablaré este viernes.
Metal Warrior