ISMAEL MARTÍNEZ |
Habrá sido cosa de un par de meses, antes de que este humilde espacio de reflexión sobre el fandom diera inicio, que una querida amiga acudió a mí en busca de consejo. Conocedora de mis décadas de andanzas geek (como muchos de ustedes, me inicié en este mundo antes de cumplir los 10 años), quería que la asesorara en la futura compra de una consola de videojuegos.
La coyuntura es delicada, le dije, debido a que nos encontramos inmersos en el siempre arriesgado periodo de transición entre “generaciones”. En el paso de PlayStation 3 a PlayStation 4, de Xbox 360 a Xbox One, de Wii a Wii U.
Con eso en la mente, comencé a enumerar una serie de cuestionamientos en cuya consideración se asomaría, con claridad, una respuesta. Naturalmente le ofrecí una somera guía, pero ese ejercicio me hizo percatarme de la utilidad que sería contar con una herramienta parecida. Ignoro si existen ejercicios parecidos (me parece obvia su existencia), así que me limitaré (en una serie de artículos) a delinear algunos puntos que, desde mi particular punto de vista, deberían ser tomados en cuenta para elegir el rumbo de nuestras quincenas. Así, aquí van algunos consejos…
Antes de comenzar
Hacerse de una consola (hardware) es una inversión fuerte antes de la cual se deben considerar múltiples cuestiones: el tipo de juegos que disfrutas más, la experiencia que prefieres cuando consumes un producto de este tipo y el tiempo y dinero que puedes dedicarle, por ejemplo.
Así que, antes de tomar una decisión, uno debe plantearse, entre otras, estas preguntas fundamentales, las cuales ayudarán a cobrar consciencia sobre nuestra “identidad” como “videojugadores”:
- ¿Juegas para matar un tiempo corto (esperar a que comience un programa de TV, “de aquí a que me da sueño”, en el transporte público)?
- ¿Juegas porque “no tienes nada mejor que hacer”?
- ¿Juegas porque es la forma más divertida de invertir tu tiempo libre (más que con la lectura, el cine, la televisión, la familia, los amigos)?
- ¿Buscas jugar aunque no tengas tiempo (le quitas horas al sueño, enciendes tu consola cuando es la hora de la comida en la oficina, sólo ansias salir del trabajo para correr a casa y continuar la partida del día anterior)?
- ¿Qué tanto te involucras con un título (lo juegas una vez, buscas conseguir todos los trofeos/logros, completar el nivel con todas las monedas/objetos, comprar el accesorio más caro, hacerte de las mejoras con el mayor reto)?
- ¿Qué prefieres jugar (qué género: RGP, JRPG, MMO, Táctico, Acción-Aventura, Plataformas, FPS, Combates, Puzzle, etcétera), qué juegos te gustaría jugar (en específico), cuáles son los títulos que le envidias a tus amigos (siempre un buen comienzo), de qué tratan (descubre a qué genero pertenecen, cuál es su trama, su dinámica y las exigencias que requerirían), y por qué te agradan (que ves en ellos que te atrae: la forma de juego, el tiempo que le puedes invertir, el diseño, la música, el grado de inmersión que puede provocar; incluso si te agrada porque es algo que ya conoces, o porque es algo más retador)?
La lista
1. Don dinero. La consideración inicial (ni modo, así es esto) recae en la cantidad de capital con el que contamos para invertir. ¿Cuánto dinero puedo dedicarle a este “gustito”, cuáles son los recursos que planeo invertir en ello? De inicio, no podemos hacer nada (dentro de la estricta legalidad mercantil) si no contamos con un mínimo de 2,000 pesos (bueno, con menos podrías conseguir consolas viejitas y juegos usados, pero ese no es el caso a tratar aquí). Es importante entonces, que consideres que esta “forma de vida” es demandante y costosa, por lo que siempre resultará buena idea construir un proyecto conjunto, que incluya a tu familia (hermanos, padres, primos, tíos, sobrinos), amigos y colegas. La mayoría de los que se inician en este ambiente es por influencia de sus cercanos, y es precisamente ésta dinámica (“vamos a echar la reta”, “te presto este juego”, “tú compra uno y yo el otro; ya después los cambiamos”) la que potencia tus posibilidades. Un jugador en solitario necesitara, pues, mucha más morralla que uno que funciona en pandilla. A conseguirse una.
2. ¿Casual o hardcore? Iniciamos diciendo que éste es también un asunto de identidad, por tanto, es preciso hacernos (en algún momento) estas preguntas: ¿qué clase de “jugador” quiero ser?, y más aún: ¿qué clase de “jugador” estoy en posibilidad de ser ahora (con mi tiempo, recursos y compromisos)? Evidentemente serán diferente las necesidades de alguien a quien sólo le interesan juegos como Tetris, Candy Crush, Plantas vs. Zombies y Angry Birds (para aquellos, les digo: con un dispositivo portátil basta); a las de aquellos que gustaban de hacer (hace no tanto) cola afuera de las distribuidoras de software previo al lanzamiento de una nueva entrega de un título anhelado (si eres de estos últimos, creo que, ante esta lista no podrás más que asentir y recordar; o, posiblemente, señalar en ella algunas lagunas por mejorar; en todo caso, bienvenido sea todo comentario).
3. El tirano del tiempo. Básico, medular. ¿Cuándo juego, cuánto tiempo, en dónde? ¿En verdad voy a poder entregarme al regocijo de un juego que exige un mínimo de 60 horas terminar, que me costará en un ojo de la cara y que no estrenaré hasta el siguiente periodo vacacional? ¿A quién no le ha pasado que, tres meses después de comprar una versión especial carísima (que siquiera has abierto), caminas junto a un aparador sólo para percatarte que ese mismo juego se encuentra a la venta ya a menos de la mitad de su precio original? Es importante meditar al respecto, gobernar nuestros impulsos y tomar estas decisiones sensibles con moderación y cabeza fría.
4. El gusto se rompe en géneros. ¿Qué me gusta? ¿Qué tipo de juegos busco, cuáles me agradan más? Tener en consideración qué clase de experiencia estoy buscando (algo simple, algo inmersivo; algo repetitivo, algo emocionante; algo tradicional, algo novedoso; algo “pragmático” o algo más “artístico”) ayudará a sopesar qué compañía de hardware/software ofrece más de lo que busco.
5. ¿En dónde encuentro el tipo de juegos que prefiero? Una breve anotación: Nintendo es una consola más bien first-party (pues sus juegos fuertes suelen ser los desarrollados sobre sus propias franquicias: Mario, Zelda, DK, Metroid, etcétera) y con alguna rareza en extremo japonesa; Sony es una compañía más multifacética pero se especializa especialmente en licencias niponas, juegos independientes y software, por decirlo de alguna forma, más “arriesgado”; Microsoft es una compañía pragmática, especializada en FPS, aventura, deportes y juegos casuales del tipo acertijo-arcadia. Nintendo y Sony, pues, por contar con mayor experiencia en la industria, cuentan además con un amplio catálogo de juegos “viejitos” (retro) que siempre será bueno considerar.
¿Ya te vas dando una idea de lo que te conviene?
Espera la próxima semana, la segunda parte de este breve listado.
| IM | NEET | @KuranesII |