Por Dr. Jabberwocky.
Da Vinci’s Demons es exactamente esa clase de serie que uno esperaría ver. Con los dramas históricos tan de moda (como The Tudors y la recién cancelada The Borgias) era de esperar que el gran Leonardo Da Vinci figurara en alguna cadena de televisión eventualmente. ¿El gran Leonardo Da Vinci? Bueno ¿y quién es uno para poner en duda el trabajo de uno de los más grandes artistas e inventores vistos por el mundo? Claro, es imposible, porque nos sabemos su vida “de pe a pa”… ¿no es cierto?
Pese a mi original prejuicio y renuencia a ver la serie, he de confesar que una temporada ha bastado para esperar con ansias la siguiente. Quizá su fortaleza no radica en los guiones; mucho menos en las conspiraciones políticas que encierra el contexto social de su época, pues en esta materia -así como en escenas de sexo explícito- Spartacus o Game of Thrones podría darle clases -o eso me han dicho, pues no he visto la última aún-.
La cadena Starz, responsable de la ninguneada -aunque bien lograda- Torchwood: Miracle Day, se encargó junto con la BBC de producir ocho episodios llenos de misterio, magia, rompecabezas, mitos y pasadizos casi indescifrables, aunque sin la complejidad de un “juego de tronos”, o la precisiones históricas de un documental transmitido por History Channel -¡es una adaptación! ¡Una adaptación, por todos los cielos!-.
Si la han visto, sabrán que no trata específicamente del gran genio que nos contaron, lo cual es parte de lo innovador de esta serie. En lugar de introducir al típico viejo barbón responsable de La Virgen de las rocas o la Mona Lisa, Tom Riley personifica a un joven, apuesto y vigoroso artista carente de pudor al mostrar su fornido pecho en público. Un hombre cuya moderna apariencia seduce tanto a hombres como mujeres.
Pese a su aliño anacrónico, el artista posee la imaginación y el ingenio legendarios, los cuales sólo superados por su gran capacidad de meterse en problemas. Con la perspicacia de Sherlock Holmes y la creatividad de un demiurgo, el protagonista resulta una mezcla de hazaña heroica, encanto e intelecto… aunque sea improbable que el verdadero Da Vinci fuera tan poco discreto e impulsivo.
Durante esta primera temporada el joven artista incursionó en la ingeniería militar al servicio de los Medici, cuyo dominio sobre Florencia se hallaba sumido en la impopularidad y la bancarrota. Las conspiraciones de Roma, tal como la historia lo menciona, no se hicieron esperar, sin embargo David S. Goyer, creador de la serie, se encargó de situar a Da Vinci en el foco del ojo público, no tanto por ser un aliado de Lorenzo de Medici o por su ingenio, mas por un misterioso enredo relacionado con su linaje.
Sin duda el que Leonardo tuviera una relación Lucrezia Donati (la amante de Lorenzo) fue crucial para que Roma decidiera sus movimientos, pues hacia final del primer capítulo, “The Hanged Man”, Lucrezia se reveló como espía del Papa Sixto IV y su sobrino, el Conde Girolamo Riario, ambos enemigos de Florencia. Por otro lado el encuentro de Leo con “El Turco” Al-Rahim, alimentó las tempranas dudas con respecto al valor y la dirección del programa, pues el que le encomendara encontrar el Libro de las Hojas para descubrir la verdad tras la orden de Los Hijos de Mitras, en verdad pudo haber resultado perjudicial.
Aunque la primera mitad de la temporada fue lenta y no logró progresar las dos subtramas como habríamos esperado, hacia el quinto episodio, “The Tower”, la historia se dirigió hacia algo sólido al mostrarnos memorias sobre la madre de Leonardo. Hasta aquí mi único reproche reside en la antipatía de sus amigos, Nico (Maquiavelo) y Zoroastro, pues carecen de la dimensionalidad y profundidad requeridas el la mayoría de los sidekicks.
Si bien la intriga política entre Florencia y El Vaticano son puntos básicos para comprender la serie, la travesía de nuestro famoso artista nos remite a un ambiente lleno de oscuridad y símbolos tal como las famosas novelas de Dan Brown, El Código Da Vinci y Ángeles y Demonios, casi a forma de homenaje. Algunos pudieron haber odiado esta parte y con razón, pues como en los libros antes mencionados, siempre se corre el riesgo de explotar la inverosimilitud entre símbolos y/o artefactos legendarios y su significación real.
Tal como Holmes o Robert Langdon, la memoria eidética del artista florentino sirve no sólo para resolver misterios, sino para escapar del peligro o escabullirse por donde uno menos imaginaría. Por si fuera poco, se abordan enigmas de la Cábala, los Upanishads, al tiempo de remitir a las religiones celtas, los registros akáshicos, el mitraismo y el tarot. Ejemplo de ello fue el episodio “The Devil” en el cual, Da Vinci se vio las caras con Vlad Tepes de Valaquia, también conocido como “El Impalador” o Drácula en la cultura popular.
Para fortuna de la trama jamás se hizo la mención de la palabra “vampiro” y la caracterización del actor Paul Rhys como el Príncipe de las tinieblas fue más apegada a la del personaje histórico. Este capítulo logró darle un giro de tuerca a la serie al involucrar a Drácula, no sin hacer ligeras alusiones a los murciélagos, el diablo, la sangre y las cruces. Y mientras Drácula fue interpretado como un amenazante psicótico cuya alma vendió a Lucifer, el episodio merece una mención honorífica por la ambientación del castillo transilvano y las oscuras tierras que Leo debe cruzar para salvar al Abisinio encerrado en los aposentos del príncipe rumano.
En el penúltimo episodio, “The Hierofant”, Da Vinci logró acceder a los archivos secretos de El Vaticano, donde además de encontrar la Lanza del Destino y un cráneo de dragón, tuvo contacto con una página del enigmático Libro de las Hojas. Sin embargo, la cereza del pastel fue durante el final de temporada, cuando la traición de Lucrezia quedó al descubierto a pesar del arrepentimiento, todo en vísperas de consumarse el plan para asesinar a los Medici.
El momento decisivo se dio en los últimos minutos, cuando Lorenzo logró conjeturar la verdad sobre la relación entre Da Vinci y Lucrezia segundos antes de que los Pazzi destruyeran la puerta del recinto donde los florentinos estaban refugiados. Tras todo lo anterior ¿hacia dónde se dirige Da Vinci’s Demons? Al ser una serie joven aún tiene mucho que aprenderle a su competencia.
Los últimos dos capítulos, “The Hierophant” y “The Lovers”, lograron pautar los estándares para la siguiente temporada. Algunos incluso la han descrito como Assassins Creed meets la Mona Lisa. Con todas las dudas y expectativas de por medio, sabemos que la búsqueda del Libro de las Hojas lo habrá de llevar al Nuevo Mundo, por lo cual es difícil que aplacen dicho acontecimiento por mucho tiempo.
Si la serie creada por David S. Goyer juega bien sus cartas, tiene el potencial para convertirse en un programa de culto para las nuevas generaciones, pero a todo esto hay algo seguro, este no es el Da Vinci de nuestra historia, sino el de un universo fantástico, mágico y convulso que encuentra más parecido a un cuento que a la realidad del Renacimiento italiano.
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