Por Eduardo Ramírez |
Killzone Shadow Fall es la última entrega de la franquicia de FPS de Sony, así como la primera para el PS4. Siendo un título de lanzamiento este tiene mucho que demostrar: Gráficas, gameplay y como franquicia en sí pues (a pesar de su peso en las plataformas PlayStation) es costumbre que estas producciones de Guerrilla Games se queden en el “ya casi”. Es esa fama lo que seguramente ha alejado a muchos de este juego.
La historia nos lleva 30 años después de Killzone 3, después de que la ISA destruyera el hogar de los Helghast. Los primeros ofrecen un nuevo hogar a los sobrevivientes: Una parte de Vekta que es el planeta de la ISA. Esto provoca que muchos civiles sean desplazados para dar su lugar a los Helghast, como es el caso de Lucas Kellan, quien para colmo de males ve cómo soldados asesinan a su padre.
Lucas entrena como soldado buscando una especie de venganza, pero cambiará de opinión después de infiltrarse detrás del muro Shadow y caiga en cuenta que las condiciones de vida impuestas por la ISA son terribles y que ambos bandos solo están buscando un pretexto para revivir la guerra.
Para variar, son el contexto y trasfondo de la trama lo que brilla, incluso me atrevo a decir que el armado de escenas y actos es muy bueno, sin embargo, la ejecución no tanto. La narrativa no solo depende de lo visto en las escenas previas a cada checkpoint o misión, también depende de todo el entorno, esto gracias a que el juego está diseñado de una manera más tradicional con detalles de la historia reflejados en los escenarios como civiles afectados o noticieros en las pantallas de la ciudad. Esto ayuda a formarse un contexto muy fuerte acerca de las dos facciones y sus motivaciones.
Sin embargo, esta inmersion se pierde en las escenas cinemáticas, pues los personajes principales y el desarrollo de algunos eventos son pálidos y genéricos. En Guerrilla Games saben construir historias pero no contarlas, parece que siempre se les aparece un duendecillo que les dice “recuerden que este es un shooter y aquí es más bang-bang que blah-blah” y las historias en Killzone no terminan de cuajar. Aun así, es la mejor entrega de la franquicia y la forma en la cual armaron todo y lo dejaron listo para una secuela donde todo puede mejorar para esta franquicia.
Regresando al diseño de niveles, este es algo más del estilo de un FPS tradicional. No son totalmente en línea recta, la mayoría de los escenarios invitan a la exploración y a experimentar con las diferentes emboscadas. Esto se reafirma con una gran adición al gameplay: El robot OWL.
Este pequeño ayudante permite bajar en tirolesa de grandes alturas, cubrir la espalda del personaje con su metralleta o escudo, cegar a los enemigos, hackear puertas o alarmas y revivir al personaje siempre y cuando haya paquetes de adrenalina en reserva. Todo esto al alcance de un pase de dedos en el pad táctil del Dualshock 4 y obviamente, una acción a la vez. Este uso del pad del control es simple pero a la vez se siente muy cómodo e instintivo. Sin duda, es algo positivo para el género pues es en el pad donde podrán estar aquellos botones extras que son necesarios en todo FPS y que solo un teclado puede dar.
Continuando con la exploración y los niveles, Lucas es un soldado de infiltración por lo que solo puede mantener comunicación por radio, eso significa que la transmisión de un radar es imposible (en mi opinión es una justificación simple, pero le funciona al juego). Esto es una arma de doble filo, por una parte es increíble el explorar por cuenta propia cada escenario pero es una lástima que en ocasiones los objetivos sean vagos, es realmente molesto recorrer un par veces los pasillos solo para caer en cuenta que el objetivo era esa ventila oculta detrás de una caja. Existen varias sorpresas en el camino, cuando no ponen al personaje en escenarios abiertos podrán explorar/navegar en gravedad cero, algo clásico como ir de francotirador o una genial escena que yo llamé “el Superman”, la cual no es apta para aquellos susceptibles de mareos con los FPS (o una paciencia muy corta).
Fuera del ya mencionado OWL, el modo de juego es el clásico: Abrirse paso entre tropas enemigas con un variado arsenal. En este último muchas armas clásicas de la franquicia regresan con algún retoque y se adhieren un par de nuevas interesantes. El problema en este aspecto es la inteligencia artificial, la cual puede matar al personaje con un alfiler desde 30 metros y con rebote,pero si se le acercan o se mueven de lugar sufre de pánico y no se mata sola porque sería ridículo. Lo pondré así: Los Helghast en “bola” son molestos, en escuadrones son buenos, pero uno solo es estúpido.
El multijugador es funcional. Grandes e increíbles escenarios que comparte con áreas de la campaña y con un formato particular: Aquí no hay niveles, solo retos. Tienen que cumplir retos con las cuatro clases diferentes de soldados y con cada arma para desbloquear equipo. Si están cansados de los numeritos que no dicen nada, este es su juego; pero si quieren tener esa sensación de avance que dan los números, tal vez no. Algo positivo también es que todo el DLC de este modo será gratuito.
Los gráficos y el aspecto visual se resumen en una sola palabra: Espectaculares. Este es el título con el cual se ve realmente que estamos en la siguiente generación, pues no es solo la mayor resolución en la que están todos los elementos, sino el cómo reaccionan, cómo se destruyen, cómo muchas cosas ocurren al mismo tiempo y con la misma atención al detalle que lo que se tiene en frente.
Obviamente el diseño de arte es vital en este lado y Guerrilla Games siempre ha sido muy bueno en ello. Las armas, uniformes y locaciones ayudan mucho a involucrarse con el juego. Es de recalcar el trabajo al armar las escenas y los niveles, pues estos hacen que los detalles gráficos del juego luzcan y que aquellos trucos visuales (cierto uso de texturas o ángulos de luz) pasen desapercibidos.
Killzone Shadow Fall es un muy buen FPS que muestra el porqué el PS4 ya es de “la siguiente generacion”. Es un espectáculo visual, con gameplay interesante y funcional, ademas con una historia que los mantendrá en su asiento pero que simplemente Guerrilla Games no sabe rematar.