La primera vez que escuche hablar de esta cinta fue hace unas pocas semanas cuando se rumoraba cómo estaba batiendo records en Estados Unidos, superando con creces a otros varios Blockbuster multimillonarios. Después escuché un par de criticas positivas y como fanático y conocedor del género del cine de horror (arrozzz), todo me obligaba a verla, y así lo hice, pero…
¿De qué trata la cinta? (sin spoilers por favor)
Bueno, resulta que por ahí del año 1971 en un pueblo de Rhode Island, la familia Perron (que buen apellido), compuesta por padre, madre, 5 hijas y un perro, se muda a una vieja y abandonada casa que estaba a precio de regalo (clásico), y antes de si quiera desempacar la mudanza, comienzan a experimentar fenómenos sobrenaturales varios desde jalones de pies, puertas que se cierran de repente, hasta extraños moretones que aparecen cuando despiertan.
“Si claro, a otro policía con ese cuento.”
Los Perron deciden entonces buscar a Ed y Lorraine Warren, un demonólogo y una medium respectivamente, reconocidos como los mejores investigadores de lo paranormal y que en sus ratos de ocio se dedican a dar clases universitarias sobre el tema (¿?). Tan pronto la pareja llega a la casa en cuestión, se dan cuenta de la gravedad del asunto y tras descubrir que posiblemente todo esté relacionado con una bruja que se suicidó siglos atrás, sacan cámaras y demás equipo de grabación para documentar los sucesos y usar esa evidencia para solicitar un exorcismo al Vaticano (porque, pues así son los procesos burocráticos a la hora de lidiar con entidades demoniacas).
“Anda espectrito, no seas así y grábame unos saludos porfa.”
¿Y si está de miedo?
El Conjuro no es nada del otro mundo y la razón por la cual desde el título de ésta reseña me atrevo a compararla con El Exorcista, radica en que tiene no sólo temáticas similares (lo del exorcismo, demonios y todo eso), sino que el ritmo de la cinta es muy similar, puesto que son las escenas finales, en las que se desencadena la verdadera fuerza de la entidad malévola, las más notorias, rescatables e interesantes; pero claro, para llegar a eso hay que construir un clima misterioso y de tensión, lo cual sin dudas alenta la trama, frustrando a más de un espectador, y permitiendo ver un par de errores narrativos cuando se analiza el “¿qué haría yo en esa situación?”.
Porque bajar a un sótano obscuro a investigar sonidos extraños siempre ha sido una gran idea.
Interesante resulta sin embargo, dentro de esa eterna ambigüedad del “basado en una historia real”, la mención de los Warren, ésta pareja de paranormalistas que tras una ligera investigación de mi parte, descubrí que fueron verdaderas eminencias en lo que respecta a lo sobrenatural en Estados Unidos; prueba de ello es que este caso no es el primero de ellos que trasciende en una película, pues también fueron participes del afamado caso de Amityville (llevado más de una ocasión a la pantalla grande), así como también del que inspiró la cinta The Haunting in Connecticut.
Ahora bien, Hollywood siendo Hollywood, obvio se tomó las libertades creativas necesarias para hacer más apantallador lo que en otra circunstancia sería irrisorio, y por ésto tomo por ejemplo a la muñeca Annabelle, quien en su versión fílmica claramente es un artículo que solo alguien perturbado podría preservar, mientras que la real… bueno, solo comparen:
Así como las ven, la de la izquierda es ciento por ciento más diabólica.
Entonces ¿Vale la pena verla?
Al final del día, como buena cinta de terror, el argumento resulta predecible dado que como mencioné anteriormente las situaciones que se presentan caen en los eternos cliches del subgenero “poltergeist” del cine de terror, desde el look de un fantasma, pasando por las figuras que aparecen en los espejos y la clásica ceremonia en latín de exorcismo…
PERO, aun con todo esto en contra debo recalcar la película tiene valores de producción bastante rescatables, las actuaciones son bastante decentes y la trama, si bien poco original, tiene momentos destacables que espantaran a más de uno. En resumen: No es la panacea terrorífica que muchos aclaman, pero es visible e incluso disfrutable con el ánimo correcto y el acompañante correcto.
Calificacion: 7.5
“Y recuerden alumnos, esa muñeca que habla es mala por más bonito que les hable.”