LA ESCALA RICHTER |
Las películas que retratan la vida de criminales han sido comunes desde que se empezaron a contar historias en el cine. Los criminales son personajes interesantes, ya que hacen lo que los papás les dicen a sus niños que nunca hagan. A veces por necesidad, otras veces por obtener un estatus en su comunidad y otras porque no saben hacer otra cosa, pero los criminales son aquellos personajes que cometen esos actos que a la mayoría nos gustaría cometer cuando estamos frustrados o enojados, pero no nos atrevemos. En esta nueva cinta del director belga Michael R. Roskam (haciendo su debut en inglés), conocemos a un hombre que lleva toda su vida en el mundo criminal de Brooklyn haciendo lo que tiene que hacer para sobrevivir, o podría ser porque le gusta hacerlo.
Tom Hardy interpreta a Bob Saginowski, un barrendero en el bar de su primo Marv (el difunto James Gandolfini en su última actuación). Bob no parece ser muy brillante y es un hombre de pocas palabras, pero parece ser un cuate decente, fuera de que constantemente tiene a la mafia chechen en el bar de su primo. Bob encuentra un perro en el basurero de Nadia (Noomi Rapace), una mujer del mismo barrio en el que vive Bob que guarda su propio secreto. En lo que cuidan juntos de este hermoso pitbull, Bob y Nadia se van acercando y conociendo, cosa que se vuelve peligrosa cuando el bar de Marv es asaltado y tienen que recuperar el dinero que les deben a sus jefes. Es una trama que se ve en muchas películas que tratan estos mundos bajos de crimen organizado, pero ésta trae una que otra sorpresa.
El guión es de Dennis Lehane, el reconocido novelista que constantemente retrata estos mundos en novelas como Mystic River (adaptada a la pantalla en la cinta homónima de Clint Eastwood) y Gone Baby Gone (adaptada por Ben Affleck). Ésta es la primera vez que él mismo adapta su propia historia (un cuento corto suyo) y destaca su manejo del ambiente y los personajes dentro del entorno. Es de las pocas veces que se sale de Boston (que es donde suceden la mayoría de sus historias) y nos presenta a un grupo de personajes que son todos descendientes de inmigrantes, por lo que es significante que el director haya escogido a un elenco internacional. El único de los actores principales que es estadounidense es Gandolfini (él mismo era descendiente de una familia italiana y en su último papel, nos trae una vez más el acento de su inmortal Tony Soprano).
El actor inglés Tom Hardy ha dedicado su carrera a interpretar hombres fuertes que revelan un interior vulnerable. En esta cinta, Hardy hace de Bob un hombre sencillo y agradable que no parece particularmente fuerte, pero va revelando lo peligroso que puede ser si necesita serlo. Bob está algo incómodo en su propia piel y Hardy usa esa incomodidad para crear una cierta ternura en Bob. Es impresionante oír a Noomi Rapace, una actriz sueca, hablar con un acento tan acertado (como de inmigrante de familia rusa). Rapace es conocida por interpretar a Lisbeth Salander en la trilogía original de Millenium. Nadia es una mujer más vulnerable que ya sabe lo que es tener su corazón roto y correr peligro, por lo que busca alejarse de lo que le podría causar problemas, pero ve un buen corazón en este hombre a quién le enseña a cuidar del perro que encontraron juntos (este perro juega una parte importante en la trama, pero revelarla sería arruinar el placer de verla).
Es probable que The Drop no se recordará dentro de mucho tiempo, ya que será vista como una de muchas. Una muy bien hecha, con un guión excelente y muy buenas actuaciones, pero sigue siendo una de muchas de este género. Es cierto que es la última película de James Gandolfini (que aunque no sea de sus mejores actuaciones, es una que nos recuerda todo lo que lo hizo inmortal) y eso le dará una cierta importancia entre aquellos que son fans de Los Soprano (y todos deberían ser fans de esa histórica serie, ¡he dicho!). Ésta es una de esas películas que uno disfruta cuando la encuentra cambiando canales, ya que tiene un guión bien escrito, actores que le dan vida a sus personajes y un ambiente que tiene un público amplio, ya que a muchos les gusta ver gente aparentemente común y corriente que se atreve a hacer lo que la mayoría no hacemos y es que vamos al cine para pensar que en algún lugar de nuestro interior, seríamos capaces de hacer lo que sea necesario por obtener más poder o arreglar algo que pensamos que está roto.
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