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¿Los Reyes Magos? (Historias de Otakus para Otakus)

Por Atushi |

¿LOS REYES MAGOS?

La leche estaba tibia. El tanque de gas se había vaciado por completo antes de poder calentarla un poco más. Para la madre de Natalia eso era preocupante, pero no para ella. Natalia sabía que la vida de los adultos no era sencilla, aunque no lograba comprender por qué. Su padre llegó a casa cuando afuera ya estaba oscuro. Seguro que el frío de la calle era mucho peor que el que hacía dentro de la casa.
……–Se terminó el gas –informó mamá a papá en tono vacilante. Él sólo miró hacia el techo y se pasó ambas manos por el rostro. Natalia no sabía que las manos de su padre estaban frías como platos de vidrio.

……Realmente sus padres lucían demasiado cansados y fastidiados, pero eso no evitó que comenzaran una acalorada discusión, la cual se alargó incluso mucho después de que Natalia terminara de beber su leche. A mamá le angustiaba la idea de que tener que volver a bañarse con agua fría; pero papá sólo podía responder diciendo que la comida era más importante que el gas, y sólo tenían dinero suficiente para una de esas cosas.

……Natalia ya no le temía a las discusiones. El teléfono, la televisión, el auto… Todas discusiones iguales y mamá y papá siempre terminaban dándose ánimos. «Saldremos de ésta», decía él o ella, y todos juntos se iban a la cama de mejor humor que al principio.

……La Navidad y el Año Nuevo habían ayudado mucho. El árbol, pequeño y desgastado, pero hermoso, llevaba cuatro semanas sobre una mesita iluminando un rincón de la sala con sus foquitos multicolores. Y a un lado, el modesto nacimiento que ella y su madre habían colocado con esmero le recordaba algo muy importante:
……–¡Esta noche vienen los Reyes Magos!–dijo para subir los ánimos a sus padres.
……En verdad, Natalia esperaba que sus palabras sirvieran para borrar el seño fruncido de los rostros de papá y mamá, y en su lugar poner sonrisas. Pero en lugar de eso, ambos adoptaron al instante una actitud seria. Eso sí preocupó a Natalia.

……Papá se aproximó y se sentó de frente a la pequeña de cinco años. Natalia comprendió, mirándolo a los ojos, que él no iba a decirle nada bueno.
……–Hija… Papi tiene algo importante que decirte: los Reyes Magos no podrán venir este año.
……Con sólo imaginarlo Natalia sintió ganas de llorar.
……¿No vendrían? ¿Cómo? ¿Pero por qué?
……¡Aquello era tan injusto…!

…..¿Accidente? ¡Qué absurdo! A los Reyes Magos no les ocurrían accidentes. ¿O sí les ocurrían? Pero si son magos. Con su magia deberían ser capaces de evitar cualquier accidente. Y además, todo el mundo estaba esperándolos. Hasta lo decían en la tele. Si por alguna razón los Reyes Magos no fueran a llegar, en la tele dirían algo al respecto. En la tele sabían todo. Lástima que en casa de Natalia no había una tele.

……Aquella era la noche más triste de su vida. Su padre la había metido en la cama a la fuerza después de decirle que los Reyes Magos habían tenido un fuerte accidente mientras bajaban del cielo. ¿Por qué tenía que ocurrir aquello? Natalia era una niña buena. Siempre hacía sus tareas; ayudaba a su mamá con la limpieza; nunca se quejaba si la comida estaba cruda o sabía mal, ella se la tragaba; incluso se esforzaba por no decir nada cuando llegaba la hora de bañarse con agua helada. Ni siquiera comprendía por qué a otros niños los visitaba Santa Claus (además de los Reyes) y a ella no, pero lo aceptaba con humildad. Por lo menos merecía que los Reyes Magos fueran a su casa la noche en que se suponía debían hacerlo.

……Natalia siguió revolviendo pensamientos en su cabeza por un buen rato. Sin embargo, con forme su enojo iba desapareciendo, comenzó a preguntarse si Melchor, Gaspar y Baltazar estarían bien. ¿Qué clase de accidente habían sufrido? ¿Sería algo muy grave? ¿Qué ocurrió con el caballo, el camello y el elefante? ¿Y con todos los regalos y juguetes? ¿Acaso los Reyes Magos estarían en algún hospital en ese preciso momento? ¡Pobrecitos! Quizás iban bajando tranquilamente del cielo, en medio de la oscuridad de la fría noche, cuando de pronto un gigantesco avión pasó volando muy rápido, y entonces los golpeó tan fuerte, y tirándolos de sus animales tan rápido, que quedaron inconscientes y no tuvieron tiempo de usar su magia.

      Sin duda alguna estarían muy lastimados y adoloridos luego de una caída como esa, mientras ELLA continuaba sana y segura en la comodidad de su casa, calientita bajo las sábanas de su cama, y con sus papás cerca, mientras que los Reyes Magos tendrían que pasar aquella fría noche no sólo vendados, con moretones y quizá hasta con algún hueso roto, sino preocupados por todos los niños que se quedarían si regalos.

……¡Sí! ¡Seguro que eso es lo que había ocurrido!
……«¡Qué egoísta soy!» pensó Natalia, y de nuevo sintió muchas ganas de ponerse a llorar.

…...¡PÚM!

……Pero de pronto, antes de que la primera lágrima resbalara por la mejilla de Natalia, algo golpeó y sacudió la tierra con tanta fuerza que la pequeña pensó que un terremoto había comenzado. Muy asustada, Natalia salió de la cama y corrió al cuarto de sus padres. Pero para su desconcierto, papá y mamá seguían profundamente dormidos a pesar de que un segundo golpe agitó la casa entera. Por la ventana del cuarto, Natalia pudo observar que algo gigantesco había caído justo detrás de la casa, lo cual era imposible, pues detrás de la casa el suelo se perdía en la profundidad de un gran barranco. Asomó la cabeza por la ventana y tuvo que levantar la mirada para observar las siluetas de lo que parecían ser dos monstruos gigantes, ocultos por las sombras de la noche. El alumbrado público no lograba iluminar más que las rodillas y sus largas piernas se hundían en el interior del barranco, como si estuvieran emergiendo del suelo.

……Atónita y paralizada por el miedo, Natalia escuchó cuando algo cortó el aire, y observó cómo un tercer monstruo gigante caía del cielo a una velocidad tremenda. Por tercera vez la tierra se estremeció y el tercer titán quedó quieto al lado de los otros dos, sumido en la misma oscuridad y con las piernas también metidas dentro del barranco.
……Natalia no sabía qué hacer. ¡Seguro que el tercer impacto había despertado a sus padres! Pero con asombró descubrió que ellos seguían tan dormidos como si en lugar de tres gigantes hubiesen caído tres plumas de ave. Todo lo que Natalia pudo hacer fue correr de regreso a su cuarto y ocultarse debajo de la cama. Y ahí se quedó, asustada y temblando.

……Un par de minutos transcurrieron así, en el silencio casi absoluto. Natalia respiraba agitada y dificultosamente, esperando a que en cualquier momento los gigantes arrancaran el techo de la casa y la aplastaran a ella junto con sus padres. Al menos ellos estaban dormidos. Mas los segundos siguieron sucediéndose uno tras otro y nada de eso ocurrió. Por fin Natalia salió de la cama y tomando valor volvió al cuarto de sus padres y miró por la ventana.

Genios de Céfiro

……Los gigantes seguían ahí, enormes e imponentes, pero extrañamente quietos. Ni un ruido, o el menor movimiento, se producía en ellos. La luna salió por detrás de las nubes y su luz fue suficiente para iluminar a los gigantes. A Natalia le parecieron incomprensiblemente hermosos. Era como si fuesen caballeros gigantes con brillantes y resistentes armaduras cubriéndoles todo el cuerpo. De hombros, brazos y piernas anchos, y expresiones muy serias en el rostro, la armadura del gigante de la izquierda era de color azul, como el mar profundo que Natalia había visto en la televisión algunas veces. El de la derecha poseía armadura verde, vivo como las hojas de árboles de limón que ella había visto en un libro ilustrado. Y el del centro era todo rojo, como la sangre que le salió del dedo cuando se pinchó con un alfiler.

……Cada uno de los gigantes parecía contemplar algo en el cielo negro, en distintas direcciones que los otros dos, con una serenidad imperturbable. Quietud y serenidad eran dos cosas que Natalia había experimentando muy pocas veces a su corta edad. Pero no eran sensaciones desagradables.
……De pronto se escuchó algo. Esta vez dentro de la casa. El ruido provenía desde la sala. Primero Natalia tuvo la impresión de escuchar pasos. Después estuvo segura de escuchar voces…
……–Les dije que no volaran tan rápido. ¿Por qué nunca me escuchan?
……–Lo siento, Marina. Es sólo que tenemos tan poco tiempo…
……–Bueno. Lo importante es que pudimos llegar. ¡Démonos prisa!
……¡Po-Po!
……Cuatro voces. Sin duda Natalia acababa de escuchar cuatro voces distintas, aunque la última no parecía ser humana. Todavía temerosa se asomó y desde la puerta vio algo que le pareció aún más bello, y extraño, que los gigantes de afuera.
……¡Po-Po!
……Una pequeña criatura… Un conejo… No, no era un conejo. Los conejos no dicen po-po, ¿o sí?
……Aquella criatura blanca y redonda como una bola de nieve era…
……–¡Mokona!– llamó una de las otras voces.
……¡Po-Po!–volvió a decir la criatura y rápidamente fue corriendo con sus patas como de conejo, y moviendo sus orejas, hasta la mesita donde reposaba el árbol de Navidad. Y ahí, en la oscuridad de la sala, la criatura volvió a exclamar ¡Po-Po! y un haz de luz roja brotó del centro de su cabeza. Entonces Natalia se encontró cara a cara con los rostros de tres mujeres, muy jóvenes y bellas, vestidas de forma muy extravagante. Diademas brillantes, armaduras delgadas con hombreras, faldas cortas muy femeninas y largas botas blancas muy olgadas a juego con los guantes que les cubrían las manos. Lo más llamativo eran las largas y finas capas que colgaban de los hombros de las jóvenes.
……A pesar de sus atuendos, las tres jóvenes parecían tan sorprendidas y atónitas, igual que Natalia, como si ninguna supiera qué decir.
……–Eh… Hola… –dijo temerosamente la de atuendo azul y cabello más largo.
……–¿Quiénes son ustedes?–preguntó finalmente Natalia. Demasiadas cosas inexplicables estaban ocurriéndole al mismo tiempo.
……–Bueno… eh…
……Entonces la joven más bajita, de atuendo y cabello rojos, se adelantó rápidamente y dijo con energía:
……–¡NOSOTRAS SOMOS LOS REYES MAGOS!
……–¿Los Reyes Magos?–repitió Natalia muy confundida, sin saber si creerle o no.
……¡PUNCH!
……La chica de atuendo azul había golpeado inmediatamente a la de atuendo rojo en la cabeza y furiosa comenzó a regañarla:
……–¡¿QUÉ DIABLOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO?! ¡NO LE DIGAS ESA CLASE DE MENTIRAS!
……Natalia contemplaba la escena completamente desconcertada. Entonces la tercera joven, de atuendo verde y corto cabello rubio, se aproximó a ella tranquilamente y se inclinó para que sus rostros quedaran más cerca. Habló con una voz muy dulce y gentil:
……–Todo esto debe ser muy confuso para ti. Lo siento, pequeña. Lo mejor será que nos presentemos adecuadamente.
……La joven sonrió, y Natalia sintió de pronto que podía confiar en ella.
……–Mi nombre es Fuu. Mucho gusto. Si tú quieres puedes llamarme Anaís.
……La joven señaló con la mirada a las otras chicas, quienes seguían en la escenita. Anaís continuó:
……–Y ellas dos son mis mejores amigas–. Con eso, las chicas repararon en la situación y recobraron la compostura.
……–Yo me llamo Umi; pero puedes llamarme Marina–dijo la de atuendo azul con cierto aire de importancia.
……–¡Y yo soy Hikaru! ¡Puedes decirme Lucy!–dijo la chica bajita, sonriendo mucho y casi gritando. Natalia aguzó el oído para comprobar que sus padres no había despertado a pesar de lo que ocurría.
……¡Po-Po!
……–Por supuesto que no te hemos olvidado– le dijo Anaís a la criatura parecida a un conejo. Luego la cargó en sus manos y se la mostró de cerca a Natalia. La criatura tenía una gran sonrisa en el rostro.
……–Y ésta es Mokona. No estamos seguras de qué clase de criatura sea, pero te aseguro que es inofensiva.
……–¡Y muy amigable!–agregó Lucy.
……–Y problemática, sin duda–agregó Marina. Acto seguido, Mokona fue corriendo hasta ella, gritando ¡Po-Po! ¡Po-Po! y de un gran brinco aterrizó en la espalda de Marina, quien cayó al suelo de golpe. Medio segundo más tarde, Marina muy furiosa iba persiguiendo a Mokona por toda la casa, intentando golpearla, pero sin conseguirlo.
……–Disculpen, señoritas, pero no creo que ustedes sean en verdad los Reyes Magos–dijo Natalia, tratando de sonar educada. Lucy y Anaís se miraron mutuamente y sonrieron avergonzadas.
……–Perdón. No debí decir eso –comenzó Lucy –. Tal vez te cueste creerme, pero en realidad nosotras somos las Guerreras Mágicas de un mundo lejano llamado Céfiro.
……–¿Guerreras Mágicas?
……–Así es. Pero no somos extraterrestres. Somos humanas, igual que tú –aclaró Anaís con naturalidad–. Acabamos de regresar a la Tierra hace un par de horas. Íbamos volando abordo de nuestros genios y…
……–¿Genios voladores?
……–Oh, lo siento. Nuestros genios son esas criaturas con apariencia de robots gigantes que viste por la ventana hace un momento. Ellos también son amigos nuestros, así que no debes temerles.
……Natalia reflexionó en lo que Anaís le había dicho sobre los genios.
……–A mí no me parecen robots. Yo creo que son caballeros gigantes con armaduras.
……Anaís rió tras ese comentario.
……–Es sorprendente que esas cosas tan grandes puedan volar.
……–Lo sé –continuó Anaís–. Nos dirigíamos hacia Tokio, que es nuestro hogar. Pero por desgracia…
……Anaís se quedó callada y cerró los ojos como si estuviera recordando algo desagradable.
……–¡ESOS POBRES HOMBRES! ¡FUE UN ACCIDENTE!–exclamó súbitamente Lucy en un llanto inconsolable.
……–Lo lamento. Fue mi culpa –Anaís también comenzó a llorar silenciosamente.
……–¡Claro que no! ¡Deja de culparte por lo que pasó!–Marina volvió a la conversación a tiempo para explicarle a Natalia lo que había ocurrido.
……–Cuando volvimos a este mundo –comenzó muy seria –nos preguntábamos en qué dirección quedaba Tokio. Anaís lo supo con sólo mirar las estrellas; es una verdadera genio en esas cosas. Sólo teníamos que seguir a una estrella brillante.
……Anaís se frotó los ojos llorosos con fuerza. Lucy seguía llorando a lágrima suelta.
……–Encontramos la estrella y la seguimos volando–continuó Marina–. Y de pronto… ¡esos tres sujetos aparecieron de la nada, en medio del cielo, frente a nosotras!
……–¿Esos tres sujetos?
……–¡Ni siquiera los genios pudieron reaccionar a tiempo! ¡Íbamos muy rápido! ¡¿Qué harías tú si un caballo, un camello y un elefante se cruzaran de pronto en tu camino?!
……–¿… un elfante?–. El temor de Natalia se hizo realidad–. ¡ESOS ERAN LOS REYES MAGOS!
……–Ni ellos mismos pudieron saber de antemano lo que ocurriría. Para cuando nos detuvimos, ya era muy tarde–. Era evidente, por su tono de voz, que Marina también se ahogaba en deseos de llorar, pero se contenía con todas sus fuerzas. A pesar de ello, una lágrima le resbaló por el rostro.
……–¿Po-Po?
……Por un momento, Natalia se limitó a observarlas llorar. De pronto sintió un inmenso vacío en su interior.
……–¿Entonces…?– con cada palabra Natalia sentía que toda esperanza desaparecía de su corazón– ¿… los Reyes Magos… están…?
……–¡NI SIQUIERA LO PIENSES!–le ordenó Lucy, aún entre lágrimas–. ¡Aunque pudieran, ellos jamás nos abandonarían! ¡No cuando los niños de todo el mundo tienen fe en ellos!
……Natalia derramaba lágrimas grandes y brillantes mientras balbuceaba:
……–Pero ustedes los…
……–¡Te aseguro que aún están con vida!–intervino Anaís, sacando fuerzas–. No era nuestra intención derribarlos… ¡PERO NO ÍBAMOS A QUEDARNOS DE BRAZOS CRUZADOS DESPUÉS DE ESO! ¡En cuanto cayeron, fuimos a toda velocidad detrás de ellos! ¡Y afortunadamente logramos rescatarlos antes de que se estrellaran contra el suelo!
……–¡¿DÓNDE ESTÁN AHORA?! ¡¿POR QUÉ LOS ABANDONARON?!
……Marina respondió, recobrando un poco la compostura:
……–Después de rescatarlos, uno de ellos nos dijo… nos dijo… que por ningún motivo permitiéramos que los niños se quedaran esperando.
……Anaís:
……–Ningún niño debe quedarse sin regalo esta noche, pase lo que pase.
……Lucy:
……–¡Y no vamos a permitir que eso ocurra!
……Natalia no sabía qué pensar. Pero por alguna extraña razón quería creer en las palabras de Lucy.
……Marina:
……–¡Esos hombres confían en nosotras para repartir los regalos!
……Anaís:
……–¡No debemos fallar!
……Lucy:
……–¡Y cuando terminemos, voy a buscar a esos sujetos… para pedirles perdón!
……Marina:
……–¡Sí!
……Anaís:
……–¡Sí!
……Se hizo el silencio. De algún modo las palabras de Lucy, Marina y Anaís provocaron que lentamente la esperanza volviera a Natalia.
……–¡Po-Po! ¡Po-Po!– las urgió Mokona de pronto.
……Y… bueno… ¡Estos son tus regalos!–concluyó Lucy. Y luego las tres Guerreras Mágicas le mostraron a Natalia los presentes que llevaban para ella.
……–Aquí tienes– Marina fue la primera– una colección de muñecas. Las muñecas son amigas muy especiales para una niña. Cuídalas mucho.
……–Una bicicleta –prosiguió Anaís–. Leer mucho y estudiar es importante, pero divertirse al aire libre puede que sea aún más importante.
……Natalia no había pedido ninguno de esos regalos, pero ahora sentía como si fueran los mejores obsequios que podía haber recibido en su vida.
……–Y por último… esto –dijo Lucy, con lágrimas en los ojos nuevamente–. Abrigos y guantes calientes para ti y tus padres. Sin duda los amas, y no quieres que tus padres tengan que seguir soportando más el cruel frío. Eso es muy noble.
——Anaís consoló a su amiga antes de que ésta se soltara a llorar. Por su parte, Natalia sintió algo tibio en lo más profundo de su alma al sostener los abrigos de sus padres. Aquello era lo único que ella sí le había pedido a los Reyes Magos, y una cálida felicidad invadió su corazón.
——Lucy, Marina y Anaís observaron en silencio cómo Natalia lloraba con el rostro hundido en los abrigos, hasta que Mokona brincó sobre éstos.Mokona
……¡Po-Po!–exclamó otra vez, brindándole una amigable sonrisa a Natalia, quien cargó a Mokona con cuidado. Le devolvió una amplia sonrisa y el llanto desapareció por completo.
——–Si quieres puedes quedarte también con ella –comenzó Marina en tono de mofa–. Aunque no creo que te guste un peluche tan molesto como ese.
——¡Po-Po! ¡Po-Po!–exclamó furiosa Mokona contra Marina. Todas rieron.
——–Bien. Debemos darnos prisa, chicas –dijo Lucy, sonriendo con tristeza.
——–Cierto. Aún tenemos que entregar muchos regalos antes de que salga el sol –observó Anaís.
——–O de lo contrario no podremos buscar a los verdaderos Reyes Magos para disculparnos –terminó Marina.
——–No es necesario que lo hagan. Ustedes ya han sido perdonadas –dijo una voz madura y muy grave desde un rincón oscuro de la sala.
——Natalia y las Guerreras Mágicas voltearon inmediatamente. Tres figuras salieron de las sombras y se acercaron lentamente hasta ellas. Tres hombres maduros… uno muy viejo, de largas barbas y cabello cano, vestido con una larga túnica verde, y una largo pañuelo blanco que le cubría la parte superior de la cabeza sujetado con un aro negro; el segundo aún joven, con una espesa barba en forma de candado y castaña cabellera, corona de oro y túnica azul, con una larga capa blanc y azul en la espalda ; y el tercero de piel negra, con barba y cabello aún más negros, con el cuerpo enfundado en una túnica roja, y sobre la cabeza un gran turbante rojo también. Lucy, Marina y Anaís reconocieron rápidamente a aquellos hombres, pues eran los mismos de quienes habían estado hablando. Pero fue Natalia quien más rápido comprendió que eran…
——–¡Los Reyes Magos!
——Y los tres hombres le brindaron una amable y tierna sonrisa. Y la felicidad inundó aquella pequeña y humilde casa.
——–Pero si ustedes estaban…
——–¡LO SENTIMOS MUCHO!–gritó de inmediato Lucy, interrumpiendo a Marina y rompiendo en llanto una vez más.
——Los hombres hablaron despacio, consolando a las jóvenes.
——–Ningún accidente es producto de la casualidad, pues nada escapa a los ojos del creador, ya que todo es por disposición suya.
——–La magia del corazón no conoce límites terrenales. Y ustedes son prueba de ello, Guerreras Mágicas.
——–Esta noche nuestra misión es también de ustedes, pues compartir es una gracia que corresponde a quienes dominan la magia del corazón.
——Po-Po.
——Las chicas sonrieron alegres y agradecidas con aquellos hombres.
——–¿Entonces aún podemos ayudarlos a repartir los regalos?–preguntó Lucy, entusiasmada y sin dejar de sonreir.
——–Así es. Pero debemos apresurarnos, pues el tiempo es instrumento de Dios y merece obediencia –respondió uno de los hombres.
——–Entonces ¿qué estamos esperando? ¡Vamos!–se alegró Marina.
——–Y con la ayuda de los genios lo haremos más rápido –terminó Anaís.
——Y así partieron juntos los seis: Reyes Magos y Guerreras Mágicas. Y Natalia se despidió de ellos, viendo desde la ventana de sus padres como partían en los genios voladores. Gaspar y Marina en el genio azul;  Baltazar y Anaís en el genio verde; y Melchor y Lucy en el genio rojo. Y más rápido que cuando habían llegado, los tres genios emprendieron el vuelo, y en pocos segundos desaparecieron de la vista confundiéndose entre las estrellas.
——Natalia echó una última mirada a sus padres, incrédula de que nada los hubiese despertado en todo ese tiempo.
——Más feliz de lo que nunca había estado, Natalia regresó a su cuarto. Pero ahí se encontró con que…
——¡Po-Po!
——–¡Mokona!–exclamó sorprendida. Las chicas habían olvidado a Mokona.
——¡POOOO-POOOOO!
——Mokona despidió nuevamente un haz de luz desde su cabeza, y lo dirigió a Natalia, quien cayó sobre su cama profundamente dormida.

 …..En la mañana, cuando despertó, Natalia comenzó a preocuparse por Mokona. Tal vez tendría que esconderla. Sin embargo, cuando la buscó con la mirada, Mokona no estaba en la habitación. ¿Y si sus padres la habían descubierto? Aterrorizada con esa idea, Natalia salió de la cama y corrió hacia el cuarto de sus padres, pero desde la puerta notó que no se encontraban ahí. Los halló en la sala, abrazados y sonriéndole junto al pequeño árbol de Navidad que era iluminado por la luz matinal del sol que entraba por una ventana.

……–¿Quién es Mokona?–quisieron saber sus padres, pero Natalia sólo dijo que era alguien con quien había soñado. ¿Acaso lo había soñado todo?
……–¡Mira, Natalia! ¡Los Reyes Magos te dejaron regalos!
……¿Reyes Magos? ¿Regalos?
……Natalia se encontró con que ahí estaban, delante de ella, los mismo regalos que había… ¿soñado?
……–¿Quieres salir a dar una vuelta en tu nueva bicicleta?– preguntó papá.
……–Ajá.
……–Entonces voy a prender el gas, para que te bañes. Mientras puedes ponerle nombre a tus nuevas muñecas –sugirió mamá.
……–Y cuando salgamos, todos podemos estrenar nuestros nuevos abrigos y guantes –terminó papá–. ¡Y a buena hora! Deseaba algo caliente para no congelarme después del trabajo.
……Natalia volvió a sentirse confundida. ¿Realmente había sucedido todo lo de la noche anterior? El accidente… los genios gigantes voladores… las Guerreras Mágicas… los Reyes Magos… y…
……–¿Mokona?–dejó escapar bajito cuando se fijó bien en una de las muñecas.
……¡Aquello no tenía explicación! ¡De verdad Mokona estaba ahí, entre todas las muñecas! Por supuesto, no se movía ni gritaba po-po, pues ahora era un peluche.
……Pero eso no impedía que le brindara la misma cálida y enorme sonrisa que la noche anterior.
……Natalia tomó el peluche y corrió a mostrárselo a sus padres.
……–¡Miren! ¡Ella es Mokona!

Mokona Peluche

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Autor: Jorge García (Atushi)

 

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