MIGUEL SPÍNDOLA |
Cuando la verdad deshace la mentira, se hace justicia. Esa es la premisa básica de Crímenes Ocultos (Child 44). Moscú, 1952, 7 años después de la Segunda Guerra Mundial y un año antes del fin de la Era de Stalin en la Unión Soviética. Leo Demidov, un huérfano enlistado en el ejército soviético descubre una serie de asesinatos de niños con características similares. Convencidos de que el asesinato es una enfermedad capitalista, sus superiores le ordenan no divulgar sus sospechas. Confinado junto con su esposa a una pequeña ciudad lejos de Moscú, Leo se da cuenta que en la región se han descubierto muchas muertes de niños con características similares a los hallados en Moscú. Entonces Leo decide descubrir y acabar con el asesino, a pesar de la persecución ideológica que hay en su país.
Simple y sin mayor complicación. Tenemos una historia sobre la búsqueda de la justicia y de la libertad en un país y una época donde la menor sospecha convertía a cualquier persona en culpable de lo que se le acusara. La imposición de una forma de pensamiento se traducía en la ineficacia del sistema de justicia, que antes que reconocer que se ha equivocado, prefiere ocultar los hechos y tergiversar la información para que se acomode a la sociedad “ideal” que se ha impuesto en la Unión Soviética.
En este contexto, Leo Demidov es un héroe revolucionario, que comienza buscando justicia para un amigo cercano, y finalmente hace de esa búsqueda su misión de vida. Una búsqueda interesante, ya que a cada paso más y más dificultades surgen. La oposición de su propio sistema político-ideológico, el recelo de sus compañeros militares y hasta la traición de espías infiltrados dentro de las mismas fuerzas armadas que buscan traidores a la patria. Una auténtica caza de brujas en la URSS.
La película sorprende por no perder la atención del público a pesar de mantener un ritmo calmo, pero constante, donde cada nuevo descubrimiento va seguido del cuestionamiento ¿ahora qué debo hacer? Leo pronto se ve inmerso en una dinámica en la que ningún ámbito de su vida será independiente de los demás, y lo que decida para uno necesariamente tendrá repercusiones no sólo en él, sino también en las personas que lo rodean, aunque fuera por mera obligación o coincidencia.
Crímenes Ocultos es una película que vale la pena verse para reflexionar un poco sobre las oportunidades que tenemos en la vida, y cómo pueden aprovecharse o cómo las desaprovechamos. Cada uno puede ser un héroe, tal vez no tan lleno de virtud como Leo, pero siempre poniendo en tela de juicio nuestras opciones, y decidiendo sobre cuál es más importante desde nuestro punto de vista.
Es aquí donde el cuestionamiento principal se pone de relieve. ¿Qué hacer? ¿Dejar todo, renunciar y proteger a quienes amo, o seguir con la búsqueda de justicia sin importar las consecuencias para mí y los que me rodean? Se convierte así en un héroe que lucha contra corriente porque cree fervientemente que hay algo malo en el sistema y que si no se corrige, la afectación podría ser mayor, por lo que conviene sacrificarse y tal vez a algunas personas más en búsqueda de un bien mayor.
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