MARIAN CASABLANCAS|
Ya estamos terminando el mes de abril y como cada año estamos aquí recordando lo hermoso que es ser un niño y las cosas bonitas que nos hacen valorar ese momento en nuestras vidas.
Este 2015 llegó con un punta pie en el trasero a mucho fans de las Tortugas Ninja, ya que Donatello, uno de nuestros queridos defensores de la justicia y amantes de la pizza, murió en una pelea dentro del cómic de nuestros adolescentes mutantes favoritos.
No más Cawabunga, eso fue lo que nos dio esta trágica noticia y cómo no serlo si muchos de nosotros nacidos en los finales de los años 80 crecimos con Las Tortugas Ninja en nuestra pantalla de televisor.
Pero hoy no vengo a entristecerlos, sino más bien hacerle recordar esa bella infancia en la que estas cuatro tortugas nos hicieron darnos cuenta de lo feliz que es la vida.
Y sin más, comenzaré diciendo que todo niño feliz en los noventas poseía una playera de Las Tortugas Ninja o “Cacugan”, como comentan mis hermanos mayores, que nombraba a estos geniales personajes que tiempo después descubriría que no sólo yo les decía de esa manera.
Les diré que el inicio de esta columna mencionando la triste muerte de Donatello tiene un por qué. La realidad es que desde pequeña Donatello era mi tortuga favorita ¿cuál era la razón? Su arma era la más ninja de todas y qué niño no agarró un palo de escoba para atacar a la gente sintiéndose Donatello, además era él que más cosas sabía hacer y su pañuelo púrpura era de lo más cute.
En fin, otra razón para amar y ser fan de las tortugas cuando pequeños era que aunque aún eran adolescentes, tenían un Maestro – Rata Ninja que les mostraba el camino de la iluminación, y aunque vivían en una alcantarilla de la ciudad de Nueva York, siempre se las ingeniaban para salir a las calles y robar una rebana de pizza si se podía.
No sé a ustedes, pero la verdad la serie que pasaba en los noventas fue la mejor, y no lo digo porque ésa era la que yo vi de niña, sino que después surgieron nuevas versiones y las tortugas cada vez eran de un verde más mutante, y cada vez parecían menos una tortuga. La gracia y el cariño que se les tiene a los personajes también tiene que ver en que aunque sabían el fino arte marcial, no dejaban de ser tiernas y graciosas.
En la última película que salió el año pasado, simplemente al verlas en verdad casi humanas y muy mutantes (para mi gusto) llenas de esteroides, decidí quedarme con el bello recuerdo de lo que fue.
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En fin, es seguro que muchos de ustedes, al igual que yo, amamos a esos simpáticos hermanos, y nos pasamos horas disfrutando de su programa, quizá ahora no sean como las recordamos, pero es bueno que las nuevas generaciones conozcan a las Ninja Tortugas, que en esencia siguen siendo esos divertidos personajes que hasta la fecha amamos.
Y ya sin más ¡¡CAWABUNGA!! disfruten del día del niño que aunque seamos grandes de edad, siempre tendremos a ese niño interior.
¡FELIZ DÍA DEL NIÑO!