Por Nana Wipi |
Hace unos días platicaba con un amigo sobre cómo nos ve el común de la gente a los cosplayers, que nos califican de inmaduros y obsesivos; él me dijo “¿No lo somos?”, y yo le respondí “un poco tal vez, pero tú no eres cosplayer”. Eso me hizo pensar ¿qué significa realmente ser un cosplayer? ¿Una persona que se pone un disfraz y una peluca y va a una convención es cosplayer? ¿O es cosa de que hagas tus trajes? ¿Y qué hay de los cosplayers que no hacen sus trajes? ¿Tienen menos merito?
La definición sacada de Wikipedia dice que el cosplay es un tipo de moda representativa, donde los participantes usan disfraces, accesorios y trajes que representan un sujeto específico o una idea. Los cosplayers a menudo interactúan para crear una subcultura centrada en el juego de roles. Una definición más amplia del término “cosplay” aplica a cualquier uso de disfraz de juegos roles fuera del escenario, independientemente de su contexto cultural. Las fuentes favoritas para esto incluyen cómics, anime, manga y videojuegos.
El cosplay tiene un enfoque cultural específico dedicado a la representación realista de una idea o un personaje propio de la ficción; puede tener distintas variantes según la intención y el contexto, normalmente haciendo una representación física y dramática de un personaje. Entre sus variantes se encuentran notablemente: la representación de personajes antropomorfos, la adaptación antropomorfa de personajes zoomorfos, el cross-dressing, la representación de los roles de género opuestos y el carácter erótico.
Entonces, según esto, los cosplayers no solo se disfrazan, también actúan como el personaje, y hacen performance, pero hay muchos cosplayers que no suelen hacer performance y son bastante populares; también la cuestión de la fotografía es algo de mucho peso en el cosplay.
Recuerdo haber hablado con algunas personas y preguntar “¿Qué es lo más importante dentro del cosplay?” Muchos me dijeron, “el traje, no importa tanto el físico o la belleza del cosplayer, sino el traje; en realidad cualquier persona puede ser cosplayer, incluso verse muy bien (contrario a lo que muchos piensan) siempre y cuando el traje esté bien”. La elección del personaje es importante, pero yo creo firmemente que si tu único objetivo es pasártela bien con tus amigos, puedes hacer el cosplay que quieras, aunque siempre debes mantenerte objetivo y saber que en este medio (y eso es algo que me molesta de sobremanera) hay muchas cosas feas, por que es un mundo muy competitivo; pero si tienes la habilidad de que las cosas feas se te resbalen, ¡adelante!
Desafortunadamente vivimos en un mundo muy superficial, y eso no se remite solo al cosplay, pareciera que la belleza es lo que nos suele dar valor e ignoramos las capacidades de los demás; en nuestro mundo los más admirados (seamos honestos) son los cosplayers atractivos y se deja de lado sus habilidades; no los que hacen sus trajes más padres, sino los que nos sacan un suspiro por ser muy parecidos al personaje y por ser hermosos.
Sin embargo, los cosplayers “profesionales”, lo que de verdad nos hacen gritar como pequeñas fangirls y que vemos para arriba, son la combinación de ambos, no solo son atractivos o están perfectamente caracterizados, sus trajes son increíbles, su manejo de props tiene un nivel cinematográfico, y sus trabajos fotográficos son totalmente profesionales; si además tienen un buen performance, es suficiente para creerlos inalcanzables. Probablemente eso es lo que te hace realmente ser un buen cosplayer: es todo un cumulo de habilidades que te hacen exigirte más (sin quitarle merito a los fotógrafos que hacen verdadera magia); realmente no importa si eres gordo o flaco, mientras sepas usar tus características en pos de un buen trabajo como cosplayer.
Creo que cada uno de nosotros hace cosplay de algunos personajes por diferentes razones, pero creo que la que siempre hace esforzarnos más en un traje es el amor que le tenemos al personaje; no digo q no sea válido hacer un cosplay por hacerlo o porque se vea bonito, cada quien; pero es cierto que si le metes una parte sentimental al asunto, le echas más ganas y los resultados son mejores (yo soy tan ñoña que para mí, mis trajes son como mis pequeños bebés de tela). Citando a Gilbert K. Chesterton, “A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro”, es decir, a veces nuestros cosplays dicen más de nosotros mismos de lo que nos damos cuenta en realidad, estos reflejan qué nos gusta, qué admiramos en una persona, cuál es nuestro sentido de la estética… esto va mas allá de los trajes si eres un buen observador.
No se trata de decir si eres o no cosplayer, sino que tipo de cosplayer eres; cuánto te exiges a ti mismo y en donde quieres estar parado, siempre siendo objetivo y respetuoso; buscando mejorar, queriendo aprender más y no tener el orgullo tan arriba como para no reconocer que siempre puedes aprender algo nuevo de alguien más; ayudar a las personas que te lo piden, (vamos, todos empezamos desde abajo). Nuestros primeros trabajos nunca serán mejores que los últimos, porque todo esto lleva un proceso de aprendizaje y el respeto al trabajo de los demás; y siempre hay que hacerlo con mucho amor (sí, suena a una gran ñoñería, pero es cierto). Eso para mí significa no ser solo un cosplayer de calidad, sino uno excelente.