El sexto episodio de ‘Los Anillos de Poder’ lleva el nombre de ‘Udûn’ el cual nos da algo a quienes continuamos defendiendo la serie. Ya a media temporada estamos lejos de seguir argumentando que esta es una ‘introducción’, sobre todo cuando los neófitos en la saga ya se aburrieron, pero también cuando la serie decidió su propio camino tomando libertades hizo que perdiera a muchos fans (como elfos vueltos orcos); así que lo más probable es que quienes estamos en medio heredemos la Tierra Media.
Por muy pacientes que la audiencia pudiéramos ser, los niveles de lentitud con la que se ha llevado la narrativa parecían ya excesivos con todo y que el anterior episodio nos acercaba la promesa de “ahora sí viene lo bueno”. Para goce de este redactor, el reciente episodio ‘Udûn’ fue una bocanada de aire fresco con su batallas, menciones al fin de elementos importantes, y más aún, unificando historias que parecían sueltas quitando, de momento, los personajes secundarios. Centrarse de una vez, pues.
Admito que fue mi sentir -iniciando el capítulo- de que de nuevo todo iría lento, pero gracias al milagro de Ilúvatar me dejaron callado. Lo ocurrido en el valle de Udûn otorgó una sensación de peligro al fin real, y qué mejor que vino de la mano de la trama de dos personajes de los que ya ni esperaba nada y les había perdido la fe. La trama de Bronwyn y Arondir estando tan cerca de los Orcos fue la situación perfecta para darnos lo que esperábamos hace tiempo: espadazos y gente muerta en en el fragor de la batalla.
¿Y qué ocurrió con los enanos, los elfos, el mithril, o los pelosos? En este momento el episodio de Udûn nos da un sincero y contundente ‘ahora no importan’. Constantemente seguimos las escaramuzas de Bronwyn y Arondir contra los Orcos en intentos desesperados por sobrevivir, desde la trampa en la torre, la lucha contra la primer horda de vuelta en el poblado de la tierras del Sur, y por último la tensa confrontación frente a Adar, a punto de despacharse a quien quede con tal de obtener la espada de Sauron.
Los únicos momentos donde vemos interrumpidas las desventuras en el reino del Sur es para continuar siguiendo el trayecto Galadriel, Halbrand, y demás personajes que decidieron salir de Númenor. Que por la manera a cómo iba hasta ahora la serie pudimos pensar que les tomaría más episodios en llegar siquiera a Tierra Media, pero no. No solo llegan a salvarles el día a Bronwyn y Arondir en un momento emocionante, sino que nos siguen dando más revelaciones importantes. Al fin las tramas se van uniendo.
Confirmado que el villano Adar es un Moriundur, o cómo él mismo dice preferir llamarse, un Uruk. Es decir, uno de los elfos que fueron torturados y de donde surgieron los Orcos. Esto no es algo que los ‘fans’ estén diciendo, la propia serie se encarga de ya dar un contexto grande a la propia saga que es un elemento esencial que toda buena precuela debe ofrecer. Aparte de eso, cuando ya todo parecía solucionado, cierran con el espectacular despertar del volcán Orodruin. Este valle ya es Mordor.
Dejarse de introducciones, unir tramas, dar fanservice, ser claros para nuevas audiencias, escenas de acción que llevan a algo, una verdadera sensación de peligro de los antagonistas, y cerrar con un justificado momento culminante. Todo lo que se pedía empezó a llegar, y agradezcamos que no fue hasta el final de la temporada. Si fue cuestión de la dirección de Charlotte Brändström, se sabrá de aquí al final de la temporada pero algo es seguro, ‘Udûn‘ ha sido el mejor episodio hasta ahora de ‘Los Anillos de Poder‘.
