ISMAEL MARTÍNEZ |
Nintendo lleva varios años de manteles largos. Desde que a finales de 2009 Satoru Iwata, Reggie Fils-Aime y Shigeru Miyamoto anunciaran el propósito de celebrar por todo lo alto el 25 aniversario de Super Mario Bros., el videojuego que a la postre engendraría a su franquicia más icónica y rentable.
Al cabo de los últimos años, la gran N ha celebrado las “bodas de plata” de Donkey Kong, Kirby y Zelda, y lo ha hecho con sendas reediciones de las versiones originales (Kirby’s Dream Collection), sesudas actualizaciones (The Legend of Zelda: Ocarina of Time 3D) o con el lanzamiento de ediciones especiales, versiones de música orquestada incluidas (The Legend of Zelda 25th Anniversary Symphony).
En un artículo publicado hace tres años, recuperé la conocida leyenda que le diera nombre definitivo a Mario, uno de los mayores iconos de la cultura popular de la última mitad del siglo XX (vaya, lo que vendría siendo el Mickey Mouse para su tiempo). Entonces, durante el verano de 2010, se conmemoraba también el 27 aniversario de la existencia, nominal, de Mario.
En dicho artículo ignoré por completo la figura de Luigi, su más alto hermano menor. Así lo hicieron la mayoría de las notas y reportajes que trascendieron durante la celebración. Y Nintendo, naturalmente, resintió el vacío.
Arrancó 2013 con Wii U en tiendas, una consola casera de “nueva generación” que no ha conseguido todavía fraguar en los bolsillos de los consumidores, y Nintendo ya tenía planeada una agresiva campaña para hacerle justicia al hermano de overol verde que ha hecho tan importante a la compañía japonesa, y a cuyo creador —Shigeru Miyamoto— ha granjeado, incluso, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Nintendo lo llamó “El año de Luigi”. El pretexto fue el 30 aniversario del personaje, marcado por la edición del primer Mario Bros. en 1983.
La celebración arrancó en primavera con el lanzamiento de Luigi’s Mansion: Dark Moon y un nutrido complemento descargable para New Super Mario Bros. U, haciendo una distinción gráfica notable: New Super Luigi Bros. U en donde no tendría cabida Mario ni como personaje auxiliar (para evitar la burda presencia de un tercer Toad en las partidas multijugador, Nintendo creó a un personaje enteramente nuevo: Nabbit, una especie de nabo-conejo-ladrón púrpura que cuenta con la característica única de ser invulnerable, dando así posibilidades añadidas al juego cooperativo).
También se anunció entonces el lanzamiento (exclusivo para Japón, hasta el momento) de una versión especial limitada de portables Nintendo 3DS con un bello acabado inspirado en la silueta de Luigi, una verdadera chulada que costará unos 400 dólares más impuestos a quien decida importarlo a territorio mexicano, pero bien valdría la pena hacerse de una copia (así como también lo vale la Pikachu Edition, que sí llegó a América, y la Eevee Edition, cuya confirmación más allá de tierras isleñas está todavía pendiente).
Hermano Luigi
Luigi tuvo su primera aparición, curiosamente, en el primer juego de la franquicia, y recibió su bautizo al lado de su hermano mayor, en Mario Bros. El nombre es en realidad apellido, recordemos que en Japón el nombre de pila es secundario pues se enuncia después del nombre de la casa, el apellido, y con frecuencia es del todo desconocido para la gente común, no cercana, más allá de la familia de primer orden y los amigos íntimos. Así el nombre de Mario sería Mario Mario y el de Luigi, Luigi Mario, de ahí lo de “Súper-hermanos Mario”.
Desde entonces han sido pocos los juegos que atañen a Mario que lo ignoren; Luigi ha sido con frecuencia un personaje “de regalo”, “adicional”, una vez que terminan un primer recorrido completo por el juego (así sucedió en el último Super Mario Galaxy, por ejemplo), y se ha convertido en uno de los personajes preferidos de los jugadores en los party-games de Nintendo: Mario Kart, Mario Party, Mario Golf, Mario Strikers, etcétera.
Personalmente es uno de los más queridos dada su versatilidad en circuitos de Mario Kart, y su agilidad, carisma y poderío de batalla en Super Smash Bros. Melee y Brawl. Quizá la única gran ausencia fue en Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars, el primer juego del género de la franquicia y un clásico indiscutible. Puede que por ello, en años recientes, los ejecutivos de Nintendo lo han querido remediar poniendo su nombre en la gran franquicia Mario & Luigi.
Y es que la personalidad ligera y amistosa, ese nerviosismo temeroso de Luigi resulta simplemente adorable. Quien no piense ello no lo ha escuchado temblar de miedo mientas supera castillos, o transita mansiones espeluznantes al tiempo que silba, quitado de la pena, el tema musical en turno.
Luigi es, pues, un consentido de los jugadores porque representa ese respaldo dubitativo sentido por todos en algún momento. Luigi es ese compañero de batalla que nunca estará seguro de su papel en la misma pero que ahí estará puntual cada que se le requiera. Tal como Krilin en Dragon Ball, así como Chopper en One Piece.
Feliz año, querido Luigi.
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