Estamos viviendo épocas oscuras… En México es temporada de campañas electorales y tal parece que no tenemos escapatoria ni un lugar que no sea vea manchado de políticos, ni siquiera el mundo de los videojuegos y su más importante icono; Super Mario.
La semana pasada te informamos como en un spot de campaña con pretexto de celebrar el día del niño, el candidato por Morena a la alcaldía de Saltillo en el estado de Coahuila, Armando Guadiana, se disfrazó de Super Mario mientras montaba un go-kart.
Como explicamos en aquella ocasión, de quererlo Nintendo tiene todo el derecho de demandar al candidato o al partido politico por hacer un uso no autorizado de la imagen de su más importante propiedad intelectual.
¿Super Mario Panista? ¡Mama Mia!
El día de hoy, hace apenas unas horas Miguel Ángel Almaraz Maldonado, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), examigo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y que fuera procesado por el delito de huachicoleo, ha realizado un acto de campaña en el que usa la imagen del querido fontanero de Nintendo.
En lugar de usar un disfraz de Super Mario, el candidato panista usó una figura inflable monumental que fue colocada en una glorieta de la ciudad que pretende gobernar.
Las fotos fueron compartidas por el equipo del mismo candidato en su página de Facebook oficial.
No sabemos si es que los candidatos intentan apelar a los adultos millennials (que hoy en día tenemos de 25 a 35 años) usando la imagen de un personaje amado por todos, para conseguir simpatía y votos.
No sabemos si es por el bigote, pero Almaraz, encontró un “parecido” con el personaje, a tal grado que en la gorra y el overol, le pusieron una “A”, en alusión a que es el apellido del candidato comienza con esa letra.
No es el primer candidato en tomar a Mario como su “mascota política”.
Desafortunadamente, la idea de usar al querido Mario en campañas políticas no es nueva.
Nintendo no se pronuncia al respecto, quizás es algo que no les importa mucho o simplemente no se ha enterado.
Mientras tanto los gamers mexicanos no podemos más que mirar con mucho cringe cómo la clase política intenta adueñarse de las cosas que amamos.