Si hay algo que puede causar un sentimiento de pequeñez en un espectador es una película en el espacio (Ad Astra, Interestelar, Gravity, 2001: Odisea del espacio…), pero hay algo que te hace sentir aún más minúsculo: una película en el fondo del mar.
Y es que tiene sus motivos científicos: conocemos más el espacio que las profundidades marinas. Quienes tuvieron la idea de llevar a la pantalla grande Amenaza en lo profundo tuvieron bastante presente este dato porque tuvieron todo para hacer una gran película de suspenso/terror, pero dejaron ir la oportunidad.
La historia, como casi todas las de su género, tiene como protagonistas a un grupo de amigos (seis en este caso) que busca huir de una amenaza desconocida.
Todo comienza en un laboratorio científico en lo más profundo y desconocido del océano donde el grupo de experimentados científicos tiene que cumplir una misión secreta. Estos no tienen contacto con la superficie durante un tiempo y es ahí cuando todo inicia: los miembros de este equipo comienzan a desarrollar ansiedad y los malentendidos y diferencias comienzan a hacer estragos en su psique hasta que algo más ocurre.
Un terremoto provoca una filtración en el submarino en el que se encuentran y sólo tienen dos opciones: dejarse morir o enfrentar sus miedos y atravesar el océano para buscar una forma de intentar sobrevivir. Obviamente, eligen la segunda. Y, como es una película de suspenso/terror, todo lo que puede salir mal sale mal.
La odisea para llegar al lugar seguro y abandonar las profundidades se complica cuando descubren que no están solos y las cosas que los rodean se alimentan de carne humana (lo saben porque descubrieron a uno comiéndose el cuerpo de otro científico), pero nadie sabe qué son.
En el camino, como es de esperarse, van perdiendo miembros del equipo que mueren por culpa de los peces del abismo carnívoros no identificados.
Es casi hasta el final que descubrimos que la cosa que amenaza lo profundo es un híbrido entre Cthulhu, el Demogorgon y el Kraken, pero con cientos de miles de mini él que viven en su cuerpo y obedecen sus órdenes.
Al final, y como regalo para nuestra larga lista de teorías de conspiración, se deja entrever que todo esto fue causado por una empresa de tecnología que perforaba el litoral marino para su beneficio.
Las actuaciones están bien. Incluso Kristen Stewart logra cambiar la cara de póker con la que casi siempre la vemos en pantalla; sin embargo, podrían ser mucho mejor.
El guión no es malo, pero sí pudieron aprovechar muchísimo más y mejor la ansiedad y miedo que a muchos espectadores les causa el océano para convertir esta cinta en algo más psicológico. Además, las cuestiones físicas sobre presión, presurización y vida en el mar fueron bastante acertadas. pero no me pregunten, yo no soy 100tífika.
Los aspectos más técnicos de la película son bastante buenos considerando toda la ambientación que requiere una película como ésta.
Por mi parte, tiene una puntuación de 3.5 de 5.