Visitamos Frikiplaza y Pika Shop, dos grandes centros comerciales y de referencia obligada para los amantes del cómic, anime, juegos de cartas y todo lo friki en la Ciudad de México antes de la entrada en vigor del nuevo semáforo rojo por Covid-19 éste pasado 19 de diciembre de 2020.
Coincidimos en que 2020 ha sido un año de desafíos, un periodo en el que todos nos hemos visto golpeados tanto en lo moral como en lo económico.
Pocos son los que pueden asegurar ser la excepción y poder presumir no haber tenido a alguien cercano (aún) que haya sido contagiado por el peligroso virus, o que no tengan que evaluar sus posibilidades laborales de 2021, puesto que los despidos, cierres y deudas masivas están apenas por llegar.
Todo esto lo sabemos (o presentimos) y no es necesario ser economista para darse cuenta que estamos en el escenario más chocante, que supera con creces lo acontecido en 2009 por la otra pandemia del famoso AH1N1.
Pero al menos a nosotros nos interesa saber, ¿qué ocurre con los comercios minoristas del mundo geek? Esos micro empresarios que convirtieron a una sección de la colonia Centro, en una meca de toda clase de vicios frikis: manga, anime, cómic americano y europeo, figurines, cartas de Yugioh o de Magic.
La temporada más “pesada” para Frikiplaza
No hay fallo, todos los que hallan ido a la colonia Centro de la Ciudad de México saben de éste sitio, les gusten los cómics o no; se ha convertido por antonomasia en la plaza en donde se puede conseguirse cualquier gustillo nerd sin tener que recorrer una gran trayecto.
Para nuestro agrado vimos que el recibimiento es en esencia el mismo. Salvo por la odiosa fila que hay que hacer al entrar, la energía es la misma en el primer piso, en donde son afortunados los dependientes ya que son los que logran concertar las primeras ventas del día.
Las mayores diferencias palpables son todos los letreros de “se renta” y “se traspasa” que hay. En toda mesa habida (ya sea para poder jugar o poder tomar de algún ramen de los puestos) se ostenta un invasivo plástico divisorio en aras de guardar una simulada sana distancia. Lo que hace unos meses era una extravagancia, es ahora la normalidad a la que todo el que entra debe sujetarse.
Uno de los locatarios del food court de Frikiplaza nos comenta que sus ventas disminuyeron en un 30% por ciento desde agosto y que ha tenido que prescindir de vender productos como los famosos Pocky’s y las bebidas Ramune.
“Las autoridades sanitarias han venido a ver que pedo, pero hasta eso han sido benevolas… no han clausurado nada hasta ahorita” nos comenta Lalo N. quien tiene su puesto en el segundo piso.
“Lo que era el mes de Noviembre y Diciembre era una temporada fuerte, todo movidísimo… pero como que a la gente ya le da miedo venir” comenta Daniela N. quien vende videojuegos.
Pero de todas las áreas, la que más nos llamó la atención fue el último piso; era prácticamente un desierto.
Hasta resultaba dificil de reconocer ya que en nuestra memoria; la recordábamos como la parte más febril, en la que desde la mañana se aglomeraba de jóvenes fervientes por jugar y pasar incontables horas compitiendo entre ellos.
“A veces llegaban desde las nueve de la mañana y se iban hasta que cerráramos a las diez. Casi todos eran chicos que venían solos a jugar el Xbox… todavía vienen algunos a jugar Call of Duty y Mortal Kombat.” Comenta una de las locatarias, quien esperaba sin mucha ilusión la venida de más jugadores.
La menos popular Pika Shop
Inclemente fue el cambio que percibimos en la Pika Shop. Plaza que se encuentra a solo unos metros que la Friki y que sin embargo es menos popular.
En ésta no solo hubo locales cerrados, sino que se notaba diferente el trato con los dependientes quienes tuvieron que verse apremiados a cambiar su esquema de ventas.
Son muy pocos los que quedan abiertos vendiendo, puesto que prefieren ocupar los locales a manera de almacén y en su lugar vender directamente desde internet o desde sus casas. Antes era una rareza ver tiendas que se especializaran solo en cómic mexicano y americano, pero ésta situación vino a liquidar sus posibilidades.
De manera similar como con la frikiplaza, mientras más subíamos menos gente había. En el cuarto piso hay una tienda especializada en la venta de pósters, su diseño interior nos recuerda a las veces en las que la gente venía a recorrer sus pasillos en busca de su imagen favorita, como nos comenta su cajero Ángel:
“desde inicios de año la gente comenzó a disminuir, los pósteres siempre vendían bien ya que son baratos y la gente los elige. Ahora a lo sumo vendemos 250 al mes.”
Al salir del cuarto piso notamos que el único rumor que se escuchaba era el que provenía del tránsito exterior a través de la ventana, una parodia del eco que antes reverberaba por los pasillos por la (ex)acostumbrada afluencia de compradores y jugadores.
Mientras nos retirábamos, pensamos en el estoicismo con el que nos respondieron todos los vendedores, en quienes pese a todas sus respuestas no se notaba gran angustia por el porvenir. Quizás tengan fe en que el panorama cambie para mejor en este 2021 o en que este nuevo esquema que utilizan será definitivo.