Mary y la flor de la hechicera (Meari to Majo no Hana) es el primer largometraje del estudio Ponoc, cuyo director, Hiromasa Yonebayashi, trabajó en Studio Ghibli por casi 20 años (dirigió Arriety y el mundo de los diminutos, convirtiéndose en el director más joven de ese estudio) y en 2015 decidió fundar su propia productora de animación, la cual ahora es la competencia del estudio fundado por Miyazaki.
Mary y la flor de la hechicera está basada en Little broomstick (1971) de la escritora británica Mary Stewart. Indudablemente, se puede ver el mismo estilo tanto visual como de narrativa de las películas de Studio Ghibli, donde sus protagonistas conocen y/o se adentran a un mundo mágico que cambiará sus vidas de alguna manera y para siempre. En este caso, Mary, quien vive con su tía abuela Charlotte en una casa en el campo, conoce por casualidad a una pareja de lindos y adorables mininos y los sigue al bosque. Éstos la llevan hacia donde yace una flor azul muy bella y brillante que florece cada siete años y que otorga poderes mágicos.
Si han visto Kiki, servicio a domicilio (1989) y la saga de Harry Potter, inmediatamente verán algunas similitudes entre estas películas.
Por ejemplo, Mary es igual de torpe que Kiki y tiene un gato negro quien, aunque no es su mascota, funge como su leal compañero durante su intrépida aventura en el Colegio Endor, a donde llega por accidente.
En este instituto estudian los mejores hechiceros, sólo que éste no es un castillo gótico como Hogwarts, sino que es más pintoresco y surrealista; los hechiceros viajan en nubes voladoras o en artefactos antropomorfos (no tanto en escobas), y los alumnos tienen un gimnasio súper cool que los magos de Hogwarts de seguro envidiarían. Además, a Mary le sale una especie de insignia en la palma de las manos cuando tiene el efecto de la magia de la flor, lo cual tiene cierta relación con la cicatriz en forma de rayo de Harry Potter.
Asimismo, en lugar de duendes, elfos y troles (personajes importantes de la mitología celta), en Endor tienen animales humanizados como parte del staff del colegio y la regla de oro de este instituto es que bajo ninguna circunstancia se admiten intrusos (o el equivalente a muggles) y, desafortunadamente, Mary lo es.
Hay tantas similitudes con Harry Potter que, incluso, la directora del colegio, Madame Mumblechook, se parece mucho a la descripción de la profesora Dolores Umbridge en el quinto libro, La orden del fénix. –Lo que me lleva a pensar ¿acaso J.K. Rowling se habrá basado en Little broomstick para escribir Harry Potter? No lo dudaría. Dicen que también se pudo haber basado en la Granja Groosham de Anthony Horowitz, pero bueno, ése es otro tema–.
Algo que me gustaría resaltar es que la moraleja de esta historia es un tanto distinta a Harry Potter y a otras sagas donde la magia forma parte fundamental de la trama, pues en esas novelas los protagonistas prefieren vivir en el mundo de fantasía y algunos hasta aborrecen el mundo real. En Mary y la flor de la hechicera ocurre lo contrario. Mary no quiere volver a Endor y prefiere quedarse con su tía abuela y deshacerse de la flor que la da poderes especiales. Al final de la película ella misma afirma que la magia no siempre es buena, pues Madame M y Doctor Dee, el profesor de pociones, se obsesionan tanto con los poderes de la flor que llegan a un punto de total autodestrucción.
Otra razón detrás de esa afirmación, quizá, es que para Mary no tiene ningún caso ser alabada por algo que en realidad no es, pues cuando utilizaba la flor de la hechicera, era aplaudida por los demás por sus habilidades con la magia, pero cuando el efecto de esta flor se desvanecía, volvía a ser la misma niña torpe a quien nada le salía bien.
No sé el motivo por el que esta cinta no ha sido tan comercializada y difundida en nuestro país, pero si tienen la oportunidad de verla, no se arrepentirán. En lo personal, me han gustado otros filmes de los creativos de Ghibli –El castillo vagabundo y El viaje de Chihiro son mis favoritos–, pero Mary y la flor de la hechicera fue un buen comienzo de Ponoc para abrirse camino en la industria de la animación y para empezar a hacerle competencia al gran estudio de Mi vecino Totoro.
Sin duda, valdrá la pena seguir su trabajo.