Por Mr. Don Eddie Rivers
En la década de los 70 pudimos apreciar en la gran pantalla una de las más icónicas aventuras James Bond, la cual llevaba por título La espía que me amó, con Roger Moore en el papel del intrépido agente secreto británico. En esta cinta hay una escena en la cual nuestro fiero agente secreto escapa de los malvados en un auto que se convierte en submarino.
Después del rodaje de la película, este fantástico vehículo y símbolo de la cultura pop fue sacado del mar y almacenado por años en una bodega en Long Island, Nueva York. Olvidado en el tiempo, la arrendadora de los almacenes decidió hacer una subasta ciega para que alguien comprase el contenido.
Todo esto para que se pagara la deuda por la renta y se desocupara el espacio; Fue entonces que una pareja compró el contenido de esa bóveda, no se imaginó que acababa de comprar el auto del agente 007. El auto fue fabricado por Wet Neilley y la empresa Perry Oceanographic sobre la carrocería de un Lotus.
Los ahora dueños del vehículo ya contactaron a la empresa de subastas “RM Auctions” para realizar la subasta, los días 8 y 9 de septiembre. Además, créanlo o no, el auto funciona perfectamente bajo el agua, lo malo es que se debe usar un tanque de buceo para poder pilotearlo debido a que éste no cuenta con oxigeno propio.