ISMAEL MARTÍNEZ | Sábado dieciséis de noviembre, once horas. Una hilera de veinte personas espera a que el oficial en turno abra las puertas de cristal del Teatro de las Artes a un costado de Río Churubusco al tiempo que el astro rey está por alcanzar su cenit. Veintitrés grados a la sobra, quizá. Adentro, […]