Por NekuSNK
Todos sabemos que la nostalgia vende, y no hay nada que pueda impedirlo. No por nada, las grandes televisoras del país vuelven con las barras de anime que tenían hace más de dos décadas, y no es para menos, porque recordar es volver a vivir.
Lo anterior también aplica para los videojuegos, pues en los años 80 y 90, muchos nos marcaron de manera significativa para poder ser los jugadores viciosos que somos ahora. Desde Pac-Man, Super Mario Bros., Sonic y Crash Bandicoot, estoy casi seguro que ninguna otra época nos hizo sentir igual de felices, y las empresas lo tienen muy claro.
Nintendo se rifó como los grandes al vender nostalgia al tamaño de nuestro bolsillo con el NES Mini. Si bien siempre se caracterizaron por su Virtual Console, tener una réplica en miniatura de la consola que salvó a la industria de los videojuegos nos voló la cabeza… y un poco el bolsillo, porque sí estaba medio carito (al menos, en nuestro país).
Fue un éxito, todos aplaudimos, la competencia lloró y, todavía para mantener viva la tendencia, decidieron lanzar una versión “Mini” del Super Nintendo, y para hacer más ruido, incluyeron la secuela del primer Star Fox que jamás había visto la luz del día.
Quizá esto suena a que cualquiera podría hacerlo y generar las mismas ganancias. ¡Vamos, tampoco es algo tan innovador como lo creemos! (si tomamos en consideración las consolas tipo Plug & Play), pero, ¿por qué a PlayStation no le salió la jugada? Podemos abordarlo por puntos sencillos.
Los juegos
Todos podemos hacer una lista de juegos que debieron estar en el NES Mini y en el SNES y probablemente, coincidamos en muchos, pero en el caso de PlayStation, es un poco más complicado, sobre todo, porque el catálogo de títulos era más extenso.
A título personal, puedo decir que la lista de juegos oficiales es buena… ¡pero vamos!, siendo realistas ¿a cuántos pelados de verdad les importaba Wild Arms? ¡A tres! y entre esos tres, seguramente estaría mi cuenta falsa para sentir apoyo en las votaciones.
De ahí en fuera, entre lo rescatable está Resident Evil, Twisted Metal, Metal Gear Solid, Final Fantasy VII (que ya hasta en las bolsas de papas ha salido) y… quizá otros tres, pero no más.
¿Dónde quedaron Medievil, Crash Bandicoot, Spyro, Silent Hill, Castlevania: Symphony of the Night y todos esos juegos que me viciaron de niño? Pues en nuestros pensamientos, porque al menos, aquí, no están.
¡Y vamos!, hay algunos que son comprensibles, sobre todo, porque los derechos de Crash Bandicoot dejaron de ser parte de Sony y sus marcas desde hace mucho tiempo, pero es algo que la gente nunca va a entender. En cuanto a Silent Hill y a Castlevania, queremos suponer que el estatus actual de Konami no le permitió prestar sus licencias… o que ya no saben dónde están los archivos originales de sus juegos (tal y como pasó con Silent Hill HD Collection, que terminó siendo un desastre).
De esos títulos se entiende, pero no de Ape Escape, Dino Crisis, Soul Reaver, Parasite Eve, Tony Hawk’s Pro Skater, Klonoa… y la lista puede seguir.
El precio
PlayStation Mini salió en una buena fecha, ¿quién no quisiera recordar una Navidad abriendo una flamante PlayStation 1? Quizá los fans de Nintendo no, pero muchas personas alrededor del mundo sí. Todo era risa y diversión, hasta que vimos que la consola costaría $99 dólares…
Sí: $99 dólares por una consola retro que sólo incluía 20 juegos (de los cuáles, medio mundo se quejó de, al menos, 19). A eso, súmenle que la consola no incluía los controles DualShock. Digo, si nos van a sangrar, mínimo incluyan los mejores controles, ¿no? ¡Oh!, y el pequeño detalle de que no incluía la fuente de alimentación (nada complicada de conseguir, pero el caso era quejarse de algo).
Si no creen que ésto haya sido un error, vean en cuánto pueden conseguir ahora la consola. Pasó de un precio de $3,000.00 pesos mexicanos a valer entre $1,600.00 y $1,700.00.
La presentación
No todo lo que brilla es oro, y si bien Sony presumió que esta consola era 45% más pequeña que la consola original, pero que mantenía toda su belleza, sus interiores fueron un caso perdido.
El tiempo de ocio de las personas en internet es bastante, y no pasó mucho tiempo para que descubrieran que, conectando un teclado USB, podían acceder a un menú debug, y hacer con ella todo lo que quisieran, principalmente, colocar ROMS (juegos ilegales, pues) dentro de la consola, y personalizar una que otra cosilla por ahí.
La bonita gente de internet también detalló que la consola emplea uno de los emuladores de código abierto más populares del sistema… y pues, ¿qué les digo?, ¿piratería en una consola original? Si me lo preguntan, está mal.
Podemos pasarnos toda la tarde hablando del fracaso del PlayStation Classic, pero también tenemos que comer y seguir con nuestras vidas.
¿Cómo podría repararlo Sony?
Dicen que no arregles lo que no está roto, pero aquí no hay nada que hacer. Lo hecho está hecho, el daño es irreparable y la flojera de esta consola se siente de aquí a Puebla. No estamos hablando de un producto pensado con tiempo y que tuvo que pasar por diferentes controles de calidad, sino de algo que lanzaron por nostalgia y aprovechar el tren del mame, aunque claro, el Classic se descompuso sin siquiera haber salido de la estación de trenes.
Dudo mucho que esto tenga arreglo, y de igual forma, que PlayStation se anime a continuar con la producción de otra consola de esta clase. No sé, llámenme loco, pero es peor pasar sin pena ni gloria a haber sido nombrada como la peor consola de este género, pero el PS Mini ni a eso llegó.
Ni modo. Éste es el gran ejemplo de todo el potencial que puedes desperdiciar por hacer las cosas a las prisas.